Stuani siempre es la respuesta. ¿Partido complicado? Stuani. ¿Partido trabado? Stuani. ¿Partido aburrido? Stuani. En el encuentro entre el Girona y el Almería, volvió a ser el goleador y el juez que decidió quién se quedaba los puntos. Por merecimiento, pudo ganar cualquiera de los dos.
La primera mitad fue soporífera. Los locales se hicieron con el control de la pelota pronto y no lo dejaron. Eso sí, no eran capaces de rentabilizarlo con ocasiones claras. Los visitantes, con mucha menos posesión, se defendían correctamente y protagonizaban alguna que otra contra.
Las pocas oportunidades las abortaron Fernando y Riesgo. La mejor andaluza fue un disparo de Vada a las manos del meta; la catalana, un tiro cruzado de Aday en el área que se fue fuera. Ni siquiera Stuani aparecía para hacer valer la superioridad de los suyos.
Ya en la segunda mitad, los de Mário Silva mejoraron. Se mostraron mucho más incisivos, sobre todo cuando atacaban rápido, y Riesgo tuvo que aparecer para achicar. Darwin era el puñal que más daño hacía a la zaga contraria. Casi cada vez que recibía la bola, llevaba peligro.
El Girona insistía en manejar la pelota y, esta vez sí, apareció Stuani para desatascar. Gracias a un penalti de Costas sobre Valery -le arrolló con el codo puesto en su nuca-, el uruguayo puso el 1-0 desde los once metros con un tiro muy potente que engañó al meta.
Juanfran García no lo dudó y ordenó a los suyos que dieran un paso atrás para defender la ventaja. El asedio se centró en centros colgados a la olla que se dedicaban los defensas a despejar. De hecho, el único tiro fue de Fernando, el portero del Almería, con una volea afuera que fue la última jugada.