La hoja de servicios de esta Juventus es intachable. Ni una mancha. Diez partidos oficiales, diez triunfos. Ocho de ellos en Liga. El último, firmado en Fiuri. El Udinese fue atropellado por el equipo de Allegri, ambicioso, constante y con la dosis de paciencia suficiente para abrir la lata y la voracidad y concentración necesarias para sentenciar pronto.
A pesar de que era un rival que no estaba al nivel de los juventinos, fue digno de amiración el talante mostrado por Cristiano y cía para trasladar lo a priorístico al terreno de juego. Fue bastante mejor en actitud y aptitud el líder, que está a un nivel incontestable en este arranque de competición.
Está gustando la Juventus. Por ganar y por cómo lo hace. Llega, llega y llega. Insiste. Acumula hombres de ataque vistosos. Si el tridente formado por Cristiano, Mandzukic y Dybala ya metía miedo, Bentancur lanzó al equipo en la primera mitad horadando la zona de tres cuartos.
Al acoso de la primera parte le faltaba el derribo. Y la justicia divina, que se prodiga aleatoriamente en el fútbol, tocó la cabeza de Bentancur. El charrúa, cuando Cristiano estaba con tenedor y cuchillo en mano para marcar, llegó desde atrás para mandar su testarazo a las mallas.
Al fin se podía añadir la palabra derribo al acoso visitante. Cuatro minutos después, se convirtió en demolición. Porque Cristiano cerró cualquier esperanza de los de Julio Velázquez. Siempre tiene el gol entre ceja y ceja, pero su colocación y sentido de la inspiración demostraron que sigue engrasándose partido a partido.
Mandzukic le alfombó el pase dentro del área y el luso armó, como si fuera una ballesta, un zurdazo seco que se coló por el otro palo. El choque ya estaba en el bolsillo.
Pudieron ser más
Scuffet, que ante Mandzukic en la primera mitad ya había dado buena cuenta de sus reflejos, dejó lo mejor tras la reanudación. Solo él tiene la culpa de que la Juventus no goleara y de que Cristiano no se llevara otro doblete. El mejor, de largo, del Udinese.
La Juventus no se conformó, para nada. Quiso más y más, pese a que Allegri dosificó esfuerzos con los cambios. Volaba Cristiano, volaba Mandzukic. A esa velocidad supersónica que ha marcado el equipo de Allegri en este inmaculado comienzo de año.
Va en serio a por todas el cuadro turinés, que tiene muchos más argumentos que el ex delantero del Madrid. Pero es que, además, el luso está sintiéndose cada vez más a gusto.