Volvía el Barcelona a la Champions League con la obligación de borrar la imagen de Anfield y estuvo muy lejos de conseguirlo. La vida, que siempre da segundas oportunidades, le presentó un encuentro similar, en Dortmund, para redimirse. Pero los azulgranas, como les ha pasado en cada una de sus últimas salidas, estuvieron lejos de la imagen de equipo temible que construyeron durante la última década.
Al final, la diferencia con el partido que los 'culés' querían borrar de la mente de sus aficionados solo estuvo en la portería, donde Ter Stegen evitó una derrota cantada y, visto lo visto en la segunda parte, merecida.
Más de cuatro meses han pasado desde el vergonzoso adiós azulgrana a la Champions League. 19 semanas en las que el Barça trató de edificar una revolución mastodóntica que, visto lo visto en el once del Signal Iduna Park, al final se quedó en un retoque casi anecdótico. Nada que mejorar en defensa, poco en el centro del campo... y Neymar, un eterno sueño que no pudo cumplirse.
Apenas De Jong, Griezmann y Ansu Fati, este casi por obligación mediática, refrescaron el once azulgrana en comparación con recientes fracasos lejos de la Ciudad Condal. Y claro, si las cosas no cambian y el equipo sigue cumpliendo años... no puede haber una nueva versión en el terreno de juego.
Ni con Messi ni sin él
Faltaba Messi, pero hubiera dado igual. Los atacantes azulgranas apenas conectaron y, como en Roma o Liverpool, el Barcelona saltó al campo más preocupado por no encajar que por dominar a su rival.
Vale que el Signal Iduna Park asusta y que el Borussia Dortmund es un equipo de la élite europea, pero da la sensación de que los azulgranas dan un pequeño pasito atrás cada vez que saltan al campo lejos del calor de su público. Sobre todo en Europa.
Las ocasiones de los locales, que tuvieron demasiado respeto al Barça en la primera mitad, también se hicieron esperar. Pero al menos el Borussia abandonó el campo tras los primeros 45 minutos poniendo a prueba a Ter Stegen.
El alemán evitó el 1-0 de Marco Reus y avisó a su compatriota de lo que estaba por venir tras el descanso. El portero azulgrana eligió mejor el día para responder a Neuer y lo hizo en su propio país y en el campo, donde suele hablar siempre.
La lesión de Jordi Alba, que desveló una ligera falta de planificación azulgrana -Junior Firpo estaba en la grada-, azuzó a los de Valverde, que terminaron con buena cara el primer acto. Eso sí, siempre sin poner a prueba a Bürki, que se pasó el encuentro como un mero espectador más.
El Borussia se lo cree
El análisis de Favre en el descanso pareció iluminar al Borussia, que empezó a imponerse en ambas áreas. Imperial el partido de Hummels, Achraf o Guerreiro, no así el de un Marco Reus que siguió fallando ocasiones ante Ter Stegen.
El Barça lo tuvo más o menos bajo control hasta el penalti de Semedo sobre Sancho. El inglés tiró la caña dentro del área y el luso, sospechoso habitual, picó como un alevín. Por suerte para él y para todos los 'culés', Ter Stegen llevaba la capa de superhéroe.
Después de un leve intercambio de saques de esquina y ya con Messi en el campo, sustituto de un Ansu Fati casi irrelevante, el Borussia comprendió que tenía el encuentro al alcance de la mano y se volcó sobre la meta azulgrana.
Se sucedieron las ocasiones de Reus, Alcácer, un chutazo al larguero de Brandt... mientras el Barça era incapaz de asustar ni tan siquiera al contragolpe, con Griezmann en su versión de lejos del Camp Nou y Suárez en la de sus últimas campañas en Europa.
Ni Messi fue capaz de rescatar a un Barcelona que esta vez tuvo al salvador atrás y se llevó un resultado de oro, sobre todo después del pinchazo del Inter ante el Slavia de Praga. El problema es que así no se puede aspirar a borrar la imagen de Anfield. Tampoco ganar la Champions.