A Wang no le paran los taxis y la gente a veces le mira con desprecio en el autobús, pero desde que se ha convertido en una estrella de la televisión siente cada vez más aceptación en China hacia adultos como ellos, atrapados en cuerpos de niños.
"La televisión ha hecho muchos reportajes sobre nosotros, así que ahora en el autobús hay muchos pasajeros que nos quieren", cuenta a Efe Wang, un joven de 22 años que juega como delantero en este novedoso equipo.
Su pasión, el fútbol. Cuando conoció a un técnico que decidió abandonar su trabajo como administrativo y dedicarse al completo a su especial equipo, entró de lleno en la dinámica del fútbol.
"El fútbol de China no es bueno, el Gobierno dice que hay que empezar a formar a los jugadores desde pequeños y creemos que con nuestro trabajo estamos haciendo una gran contribución", defiende el míster, quien ahora busca patrocinio para su equipo y organizar un encuentro con los "Gigantes del Norte" de Brasil, uno de los equipos de enanos más conocidos.
"Como somos bajitos, no podemos jugar con los altos. Los niños tampoco. Somos un buen equipo, nos sentimos contentos de ayudar a los niños", exclama el pichichi Li Sai de 22 años, quien destaca por su rapidez en el campo y su 'look' con pelo corto y coletilla.
Li habla con Efe tras el partido con niños de una escuela primaria, que acabó con la victoria de los escolares por 7 a 2, y a pesar de la derrota, no se le quita la sonrisa de la cara ni el entusiasmo que les hace seguir jugando tras el encuentro.
"El fútbol me da la felicidad y la confianza", asegura el delantero, quien sueña, "como todos los del equipo", en convertirse en estrellas de este deporte: "Mi ídolo es Messi. Le adoro".