Ni en un bando había miedo por desperdiciar la ventaja, ni en el otro esperanza por firmar una remontada histórica. Un mero trámite, con más público del esperado, y dos grandes alicientes: la titularidad del 'Niño' y el debut de Sergi González, uno de los jóvenes aventajados de la cantera 'colchonera'.
La Europa League no huele igual que la Champions y eso se notó en unos jugadores acostumbrados a estar cada año entre los mejores del continente. Ante un rival de perfil bajo y sin argumentos para buscar el gol, ni la defensa del Atlético pudo lucirse ni la delantera tuvo puntería para convertir el trámite en goleada y hacer más llevadero el frío de febrero en Madrid.
Hubo indicios para la fiesta. La música empezó a sonar sólo seis minutos después de comenzar el acto. Gameiro llevó el ritmo a la grada con un misilazo desde fuera del área imposible para Andersen. Y ahí se quedó la fiesta.
84 minutos sin sal
La bomba de Gameiro nos prometió un partido entretenido, al menos con goles. Pero además del notable debut de un Sergi casi nada exigido en defensa y correcto en ataque y de un choque más de Torres buscando todo y quedándose sin nada, la velada en el Wanda fue consumiéndose sin pena ni gloria.
El 'Niño' ocupó su puesto en el once justo un día después de que Simeone revelara que no luchará por su continuidad. No lo hizo mal, pero tampoco bien. Como siempre, fue uno de los que más luchó, de los que intentó continuamente avivar al marcador y calentar el frío ambiente, pero le faltó lo más importante, el gol.
Del Copenhague casi ni se puede hablar. No se presentó al campo en la primera mitad y en la segunda, que sí asomó la cabeza buscando el área del Atlético, se topó con un Oblak al que ni siquiera estando frío se le puede sorprender. El Atlético subrayó un destino que ya estaba escrito y ya tiene los dos pies en octavos de final.