Birmingham está en una nube. La ciudad en la que se formaron los 'Peaky Blinders' (una famosa banda criminal) ha estallado de júbilo tras ver que el Aston Villa se metió en una final.
Y decimos esto porque hace apenas un año estaba en el Championship. El equipo militaba en la Segunda Inglesa y ahora opta a hacerse con un título.
Se cargó a un Liverpool plagado de jóvenes en cuartos y se ha quitado de encima al Leicester, la revelación esta temporada de la Premier.
El partido arrancó con unos 'foxes' muy incisivos que protagonizaron varias acciones peligrosas. Maddison se mostró muy activo y dio varios avisos, pero Nyland repelió sus ataques.
El cancerbero tuvo que intervenir hasta en dos ocasiones para evitar el 0-1 del Leicester, que al final fue el que encajó el gol tras un error en defensa.
Grealish hizo una maniobra excelente y dejó prácticamente solo a Targett, que fusiló a Schmeichel y desató la locura en las gradas del Villa Park.
Los 'villanos' estaban de celebración y los visitantes quedaron tocados, ya que no se recuperaron de ese tanto hasta bien entrada la segunda mitad.
Antes, Tielemans dio otro toque de atención con un remate al poste que previamente tocó Nyland. Eso fue lo más reseñable hasta que llegó el tiempo de descanso.
Tras la reanudación, los 'foxes' subieron más las líneas pero no consiguieron generar un gran peligro sobre el área local.
Ambos entrenadores movieron sus banquillos, algo que ayudó bastante a los de Dean Smith. Sin embargo, Iheanacho, como en la ida, rescató a su equipo.
El nigeriano apareció libre de marca al segundo palo y solo tuvo que empujar el balón. 1-1 y 18 minutos por delante para intentar la remontada.
Todo parecía indicar que los penaltis iban a definir el primer finalista de la EFL Cup hasta que Trezeguet, recién ingresado al campo, remachó a la red un balón medido de ElMohamady desde la derecha en el 93'.
Éxtasis 'villano', tristeza 'fox'. El tercero de la Premier intentó embotellar a su rival en los instantes finales sin lograr el 2-2 que buscaba.
El sueño de una ciudad pende de un partido. United o City se medirán contra la ilusión de más de un millón de personas.