Primer duelo -junto al Peña Deportiva-Valladolid- de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey y primera sorpresa. Sobre el papel, el Almería, de Segunda División, eliminó al Deportivo Alavés, de Primera, aunque sobre el terreno de juego se vio que la diferencia entre los dos equipos bien podría virar.
Los de José Gomes son uno de los equipos más en forma de LaLiga SmartBank y candidatos a ocupar plaza de ascenso directo, mientras que en el combinado 'babazorro' acaban de cambiar a su entrenador -Abelardo, por Pablo Machín- y se postulan como uno de los conjuntos que luchará por la permanencia hasta la última jornada.
El técnico almeriense introdujo rotaciones en la alineación titular, al igual que en el otro bando, con la vital diferencia de que los rojiblancos poseen un fondo de armario admirable e incluso envidiable y el portugués puede alinear a 22 jugadores distintos cada fin de semana sin que los suyos sufran los cambios.
Y así, desde los primeros compases y hasta que el choque quedó visto para sentencia, el Almería avasalló a su rival. Tuvo más actitud, más fe y más confianza en el juego que estaban practicando y, sobre todo, demostró que quiso pasar de ronda. La imagen del Alavés quedó dañada con una goleada de esta envergadura, pero, haciendo uso de la lectura positiva, le vino bien para que centre todos sus esfuerzos en la Liga.
Umar Sadiq es el que parece que tiene goles para la Copa, para la competición doméstica y para todo lo que se le ponga por delante. El delantero nigeriano volvió a demostrar que, quizás, la Roma no tuvo demasiada paciencia con su estancia en Italia y firmó los que fueron sus goles diez y once de la campaña.
El primero, tras una asistencia de José Corpas desde la frontal, mientras que en el segundo se valió de un envío al espacio y de un blandito Antonio Sivera, que no fue contundente en el despeje. El guardameta del Alavés tampoco estuvo nada bien en el tanto de Igor Aketxe: se le escapó el balón por debajo.
El electrónico reflejaba el 3-0 a favor de los almerienses, aunque antes, en el 35', Tomás Pina cayó en la trampa y dejó a su equipo con diez con prácticamente una hora de juego por delante. Samu Costa le buscó las cosquillas y el villartero le propinó un cabezazo. El portugués ayudó al colegido, que le mostró la cartulina roja y el camino hacia los vestuarios.
La guinda y el bochorno
Con tres goles de diferencia y uno más sobre el terreno de juego, parece que lo único que estaba en juego tras el paso por los vestuarios fue el honor del Alavés, aunque también eso se quedó en el Juegos del Mediterráneo. El cuarto, para más infortunios, en propia puerta: Rodrigo Batagglia desvió un centro lateral de Aketxe sobre su portería y hurgó más en la herida de los suyos.
Pero sí, aún quedaba uno más, el de la guinda en un lado y el del bochorno en el otro: la 'manita'. José Carlos Lazo hizo gala de su 'dribbling' para forzar una pena máxima que Juan Villar transformó. Aún quedaban diez minutos por delante, aunque los 'babazorros' ya estaban pensando en lo largo que se les iba a hacer el camino a Vitoria después de perder 5-0 en el redebut de Abelardo en el banquillo.