Si andaban un poco preocupados, quítenselo de la cabeza. Mbappé sigue siendo Mbappé y el 'caso Neymar' a simple vista parece que no va con él.
El '7' del PSG fue el principal reclamo de un partido amistoso que llevó a los parisinos al Stadio Dresden, donde se vieron recibidos por más de 23.000 personas.
Los gritos de expectación y los suspiros de alivio así lo desvelaron. Incluso el estadio rompió a aplaudir cuando, tras un choque con un rival, el joven talento 'bleu' regresó al campo sin aparente dolor.
En lo futbolístico, el resultado puede ser una buena fotografía de lo que sucedió en Alemania y ante un rival de la Segunda División.
Herrera, Verratti y Sarabia formaron en la medular, mientras que Mbappé, Jesé y Draxler lo hicieron en punta. El ex sevillista estuvo tranquilo y se le vio integrado, siendo un buen enlace de transición entre el mediocampo y el ataque.
Jesé, muy dispuesto, jugó a la sombra de la gran calidad de sus dos compañeros de arriba. El '7' hizo dos goles, dos asistencias y reafirmó su liderazgo al frente del equipo.
El internacional francés jugó tan sólo una hora, más que el resto de los a priori importantes, que salieron en masa al poco de empezar la segunda mitad.
Draxler, Zagre, Postolachi y Aouchiche completaron un set que el Dynamo Dresden logró maquillar de penalti en el 76', obra de Koné.
Los canteranos del PSG fueron los encargados de cerrar el partido, si bien el más destacado de todos ellos fue Arthur Zagre, lateral izquierdo de 17 años que se asomó al mundo con un tanto, agilidad y un conglomerado de buenas decisiones.
Un partido para seguir tomando ritmo y para probar nuevos sistemas en los que encajar a los diferentes futbolistas. Al menos, siempre nos quedará Mbappé.