Centenares de aficionados del Spartak viajaron a Sevilla aunque sabían de sobra que la UEFA les había prohibido la entrada por su deficiente comportamiento en su anterior salida, al campo del Maribor.
Algunos driblaron la prohibición yéndose a ver el partido de la Youth League, un encuentro que terminó en empate a tres, con uno de los descuentos más largos y extraños que se recuerdan.
Pese a la prohibición, muchos se congregaron en los alrededores del Pizjuán, principalmente en las taquillas, aunque estuvieran cerradas. La tension era palpable.
Algunos, más avispados, intentaron conseguir entradas en la reventa, y el Sevilla retiró varios abonos a los socios que se los 'revendieron' a hinchas del Spartak.
La Policía registró algunos incidentes de poca importancia, como alguna pelea cerca del estadio, pero lo que hizo estallar a la afición rusa fue un aparentemente inocente anciano.
El buen hombre se presentó en los alrededores del Pizjuán con una pancarta con un mensaje antirruso en inglés, con la intención de que los hinchas del Spartak pudieran entender perfectamente lo que ponía.
"Putin nos ataca a traición, usando a Trump y Puigdemont", rezaba el polémico cartel. Por detrás, en castellano, más bilis contra aquellos que no piensan como él. "El macho proseparatistas, a sus compis liquida y a Podemos en cal viva", escribió en su reverso.
La reacción fue la esperada. No tardó demasiado algún ultra ruso en tratar de arrancarle de las manos la pancarta. La Policía se limitó a aconsejarle que se marchase, pero no podía impedir que exhibiese esa pancarta.
Al final, el venerable anciano, portavoz de la conspiración más rancia, fue agredido, lo que provocó una carga de las Fuerzas de Seguridad. Se vivieron minutos de tensión, pero parece que el incidente se saldó sin heridos que lamentar.