Pocas aficiones pueden estar más contentas con el rendimiento de su equipo que la del Getafe. Solo se le acerca la de Osasuna, precisamente dos equipos similares, solidarios, muy trabajadores, con un físico sensacional y con un ataque descarado.
La pasada temporada, Bordalás se quedó rozando la Champions con el conjunto azulón. Este curso se lo ha vuelto a proponer, pese a que no sea el objetivo inicial. Pero todo trabajo diario debe tener su recompensa.
Y eso que el partido arrancó con una clara igualdad. Jugó bien el Levante en el primer tiempo, tocando, combinando en zona de peligro y con peligrosas acciones para marcar en los pies de Rochina, Morales y Mayoral.
Viendo estos 45 minutos, nadie podía vaticinar lo que llegaría en el segundo tiempo, la debacle 'granota y el despertar de todo el poderío ofensivo azulón. Hasta entonces, solo algunos tímidos disparos lejanos pudieron intimidar a la revelación bajo palos Aitor Fernández.
Tras aguantar el tipo, el Levante se desmoronó, se vino abajo como si jugara con nueve... El Getafe empezó a ganar todas las batallas divididas, a ser más intenso y, en definitva, a creérselo. Un ejemplo más de que este equipo está por encima del resto de entidad en cuanto a ambición se refiere.
La primera estocada la dio Cabrera. Cabezazo picado en el primer palo tras el córner botado por Jason. Demasiado fácil para un Getafe que se había quitado las cadenas de una primera parte con mucho respecto hacia su rival.
A los tres minutos, el Getafe encarrilaría el encuentro con una acción discutible pero, al mismo tiempo, tonta por parte de Vezo, que derribó a un Jorge Molina muchísimo más listo y vivo en un balón rechazado. El mismo delantero transformó la pena máxima con suma tranquilidad.
A todo esto, el Levante siguió sin salir de su propio campo. Era un festín en todos los sentidos del juego. No había rival. Paco López, anonadado y tremendamente decepcionado por lo que veía. Bordalás, feliz como un niño cuando ve los regalos de Navidad.
Otros dos balones parados certificaron la victoria. Un córner, cabeceado por Ángel con frialdad y potencia ante la inoperante defensa levantinista. En el 78', Timor refrendó su partidazo con un disparo raso de falta que provocó el enfado de Aitor con su barrera. Fue una obra de arte.
El Getafe, a base de empuje, echó al Levante del Coliseum. Aunque ello no hizo que los de Paco López no se mojaran en una tarde de pesadilla. Aun así, el descenso todavía pilla lejos. Bordalás ya está a otras, la permanencia se le queda más que pequeña...