El Sevilla inició este jueves el camino hacia la que puede ser su sexta Europa League. La Roma, en Duisburgo, era el primer escollo antes de comenzar la fase final del torneo en Colonia.
Los dos equipos acabaron sus respectivas ligas como motos, aunque el cuadro italiano tenía la ventaja de haber estado compitiendo hasta hace unos días, mientras que el equipo de Nervión acumulaba varias semanas de descanso.
Eso podía ser un hándicap para el conjunto del Ramón Sánchez-Pizjuán, pero el césped se encargó de dejar bien claro rápidamente que esa premisa era un absoluto error.
Los pupilos de Julen Lopetegui salieron con las ideas claras: campo muy abierto, balones en largo y ataques a la velocidad de la luz. Una fórmula aparentemente sencilla que resultó todo un éxito.
Y es que el Sevilla, con estas consignas grabadas a fuego, atropelló a la Roma durante los primeros 45 minutos. Un tiempo que fue más que suficiente para sentenciar el pase a los cuartos de final.
En-Nesyri y Ocampos avisaron en los primeros diez minutos de las intenciones del pentacampeón y Koundé dejó temblando al cuadro romano con un tremendo cabezazo al larguero en el minuto 12.
Lejos de despertar, el cuadro de Fonseca se amedrentó todavía más y el Sevilla olió sangre, sobre todo un Reguilón que, tras una galopada tremenda, batió a Pau López por bajo para el 1-0 (22').
El tanto espoleó a un Sevilla que atacaba una y otra vez generando sensación de peligro, mientras que su rival no era capaz ni de acercarse a la meta de Bono.
Solo un balón suelto en los pies de Dzeko supuso algún susto para el cuadro de Nervión, pero Diego Carlos, imperial, evitó males mayores cortando el intento de disparo del bosnio.
El dominio era total, aunque antes del descanso el duelo se había puesto algo bronco con muchas faltas en zona de creación. El 1-0 parecía el resultado al descanso, pero el Sevilla dio el picotazo definitivo en el 44'.
Y es que En-Nesyri aprovechó un pase de la muerte de Lucas Ocampos para poner el 2-0 y dejar tocada de muerte a la Roma.
El descanso debía servir al conjunto de la Serie A para tratar de cambiar la dinámica tras la reanudación, pero por momentos dio la impresión que no había fe en el equipo del Olímpico.
Esa falta de fe se vio en unos primeros minutos de segunda parte que, salvo por un remate de Mkhitaryan, pasaron sin que el Sevilla sufriera prácticamente nada.
Sin embargo, pasado el primer cuarto de hora, la Roma creció y atosigó al conjunto hispalense, que vio como Dzeko pudo recortar distancias en el minuto 70.
Pero este susto sirvió como acicate y en el 73' Koundé ponía de manera momentánea un 3-0 que duró segundos: los que tardó el árbitro en ver la bandera de su línea levantada. Había fuera de juego.
El tanto, aunque no subió al marcador, desarmó el conato de reacción del equipo italiano, que desde ese momento hasta el final desapareció del campo y solo volvió a hacer acto de presencias con alguna galopada por banda y en jugadas de orgullo de Dzeko.
Insuficiente todo ello para evitar que el pentacampeón se coloque a tres pasos de su sexta corona. Y es que el Sevilla está empeñado en demostrar nuevamente que esta se su competición.