No fue un partido nada bonito en el Olìmpico de Londres. Un fútbol trabado, lento y con muy pocas ocasiones volvió a dejar al Liverpool sin dos puntos. Ya son dos semanas consecutivas las que encadena el equipo de Klopp sin ver la victoria.
Eso sí, el West Ham celebró el empate como una victoria porque logró acabar con una racha de dos partidos seguidos perdiendo. La estrategia de Pellegrini salió a pedir de boca. Era marcar un gol al Liverpool y poner el autobús para frenar a Mané, Firmino, Salah y compañía.
Chicharito volvió y no tardó en probar a Alisson con un disparo de lejos que despejó bien el portero brasileño, pero los 'reds' golpearon primero con un gol que no debió subir al marcador y que recordó a la justicia que hace el VAR.
Milner recibió el pase en un claro fuera de juego que no vio el linier y le puso un centro perfecto a Mané, que llegó con todo para poner el balón muy lejos de Fabianski. Protestó el West Ham y sirvió de muy poco.
La pizarra de Pellegrini brilló y sorprendió a Klopp. Felipe Anderson dio un pase a la nada por el exterior de la barrera y allí que fue Antonio para quedarse solo, dejando a la defensa de piedra y cruzando el balón para poner el empate.
La segunda parte no tuvo más luz, y eso que Ogbonna pudo cometer un penalti por una mano que pareció también clara. El Liverpool embotelló al West Ham, pero el equipo resistió echándose atrás y sabiendo que un punto era importante frente al líder.
Klopp salió quejándose a los árbitros y el West Ham dando una vuelta de honor y reconocimiento. El City de Pep ya está a tres puntos. Al rojo vivo.