La imagen de Julen Lopetegui al término del partido reflejó el estado de ánimo del Madrid. Perdido, con la mirada en un lugar diferente al que dicta su cabeza. Se quedó a escuchar los silbidos de los pocos que aguantaron esperando una remontada que jamás llegó. No fue así porque este Levante es uno de los orgullos de LaLiga y el Madrid, menos Madrid que nunca, ya no es capaz ni de marcar con soltura.
Cierto es que remató tres veces a los postes, que sacó infinidad de saques de esquina, que Oier realizó una actuación sideral. Pero ni 1.000 excusas más deben esconder la realidad del Madrid. Jugadores en un tono físico preocupante, defensas que no defienden -Varane, horrible- y atacantes que no fueron capaz de acabar con la sequía goleadora del equipo. La rompió un defensa, Marcelo.
Gran inicio del Levante
El Levante olió sangre desde que se montó en el avión y lo aprovechó. De tocar fondo a tres victorias consecutivas, todas con un sello propio. El de Paco López, que ya se comió a Valverde y Zidane el año pasado y ha vuelto a hacerlo con Lopetegui. Tres centrales, velocidad en las alas y un hombre, Morales, por encima del resto.
El 'Comandante' se zampó todo lo que encontró a su paso. Hizo daño por banda, por el centro. Desmontó a Ramos y Varane y volvió a demostrar que está de Selección, por mucho que Luis Enrique no quiera verlo de momento. Siete minutos duró el 0-0 porque lo quisieron él y Varane, que falló de forma inexplicable en un balón franco para el control.
Llegó el runrún, muy pronto, que se multiplicó a la enésima potencia en el minuto 13. Varane volvió a pifiarla con una mano infantil y el colegiado, previo paso por el VAR, señaló un penalti que Roger no falló pese a la estirada de Courtois. Pudo incluso hacer el 0-3 Morales, en lo que fue la avanzadilla de un empujón blanco.
Goles anulados, postes... y una remontada que no llegó
El VAR anuló un tanto a Asensio con un minuto de retraso, Lucas y Ramos avisaron; Mariano la mandó al larguero. Lucas volvió a fallar lo infallable y Rochina se quedó celebrando un tanto que no subió al marcador por un milimétrico fuera de juego. Fue la última de una primera parte que se esfumó entre silbidos y lamentos.
El intermedio no cambió mucho, pero al menos llevó al Madrid a tirar de corazón. Tardó en encontrar el carril y lo hizo por obra y gracia de Benzema. Entró el galo a la vez que Bale y se colocó en el extremo izquierdo, rememorando sus inicios en el Olympique de Lyon. Funcionó y, después de varios intentos, Marcelo aprovechó una asistencia de Benzema para poner el 1-2. Quedaban 18 minutos más el añadido.
El Levante dimitió ofensivamente, preso de su cansancio, y dejó sus opciones en los pies del exhuberante Morales. Benzema dibujó una rosca casi perfecta que fue otra vez al poste y al Madrid se le acabaron las pilas. Pereció en el área rival, pero con las ideas gastadas y los músculos deshechos. Un Madrid que no es el Madrid, a una semana del 'Clásico' y con Lopetegui, posiblemente, con las horas contadas. El orgullo, para el Levante.