Desde los 16 años, este central holandés soñó con ascender en las categorías inferiores de Stamford Bridge. Poco a poco, fue cumpliendo los pasos que le llevaban a su mayor deseo... hasta que logró debutar en la temporada 2012-13 con el primer equipo.
Sin embargo, la continuidad deseada nunca llegó. Al año siguiente, Aké apenas disputó un encuentro con los mayores, por los cinco en los que logró participar al año siguiente. No había espacio para él y, con 19 años, probó suerte como cedido en el Reading.
Tras no gozar de gran protagonismo, el defensa volvió a salir, esta vez, en dirección al Watford. Allí sí se hizo hueco, tuvo buenos minutos, pero tuvo que hacer de nuevo las maletas en la 2016-17. Y, sin saberlo, llegaría al sitio indicado, aunque hasta este se hizo de rogar.
Anotó tres goles en 12 partidos en el Bournemouth y, al final de la temporada 2015-16, volvió al Chelsea. Apenas cinco encuentro disputó y, de nuevo, no fue valorado lo suficiente. Aké, una vez más, tenía que emigrar, pero las cesiones ya no cabían en su equipaje.
A sus 21 años, el Bournemouth sí confió en sus capacidades y abonó casi 23 millones de euros por su fichaje en el verano de 2017. Desde entonces, Aké se ha hecho indiscutible (64 partidos, cinco goles y tres asistencias) y ya va enamorando a los grandes de la Premier. Sí, entre ellos el Chelsea, rival del equipo del sur de las islas este miércoles.
Medio fútbol inglés sueña con hacerse con los servicios del central de 23 años, aunque los 'blues' tienen ventaja al contar con una opción de recompra. Un caso más de que, a veces, hay que salir para poder ser valorado.