El choque, que fue un derbi con dos equipos de la misma ciudad, sorprendió a todo el país, ya que al llegar el descanso se encontraba ganando el Dynamo por 2-0.
Dominó y marcó por partida doble el humilde equipo de Segunda por medio de Kulishev y Barsov. Pero el Zenit se dejó el fútbol para la segunda mitad.
Y en dos minutos mágicos (61 y 62) tuvo la ocasión de darle la vuelta al choque, pero no lo logró. Paredes y Poloz forzaron una prórroga que no le acabó sonriendo a su equipo.
Cuando sólo quedaban 8 minutos para que llegara la tanda fatídica, apareció Kulishev, el jugador que abrió la lata, para decantar el marcador para el Dynamo y culminar la machada.