Idas, venidas y los puntos se los queda el Fuenla. Ganaron los de Sandoval un duelo equilibrado y muy bonito ante el Sabadell en la Nova Creu Alta. Los goles no hicieron justicia a la gran cantidad de llegadas que ambos equipos crearon. Cualquiera pudo ganar: la diferencia la habría marcado la efectividad en un día cualquiera, pero, en este, la marcó la fortuna.
Porque dos de los tantos fueron en propia puerta. El primero, de Diéguez, que despejó fatal una bola que prolongó Guruzeta en el área rival y sorprendió a Rosic, que no pudo hacer nada. El segundo, el definitivo, cuando el duelo iba 1-1, lo hizo Óscar Rubio en una acción parecida a la de su rival, aunque desde bastante más lejos.
No se correspondió esta forma de batir a los porteros con la propuesta de ambos contendientes. Valientes y con muchas llegadas, podrían haber hecho dianas de todos los colores. Los problemas que se encontraron siempre fueron los mismos: los errores o los guardametas.
En el Sabadell, Guruzeta, Édgar y Víctor García canalizaban la mayoría. Rosic se vio obligado a sacar algún que otro mano a mano y, en el tramo final, poco antes de que llegara el 1-2 que sería oficial, hizo un paradón providencial a un cabezazo de Juan Ibiza.
En el Fuenlabrada, Kanté era quien más lo intentaba y el resultado era el mismo, pero con Mackay como protagonista. El cancerbero le amargó cuando le tenía que amargar -muchas veces-. No pudo, eso sí, con un misil de falta de Mula que rebotó en la barrera y que valió por el empate poco después de aquel gol en propia de Diéguez.
Se echó de menos quizá algo más de presencia de Franchu, que estuvo soberbio en sus últimas actuaciones. Ibán Salvador, no obstante, se encargó de ser tan correoso como siempre repartiendo pelotas desde la frontal o provocando faltas. Mula aportó a este cóctel su perfil de pelotero y, al final, el triunfo fue por un error. Los 'arlequinados' vuelven a caer; los 'kirikos' llevan ya seis duelos sin conocer la derrota.