2022 promete para este Girona, que haga lo que haga últimamente le salen bien las cosas en Liga, al contrario de lo que ocurría al principio de la temporada. Con la victoria ante el Fuenlabrada, el equipo de Míchel ya es uno más en la zona de arriba.
Realmente, el equipo catalán necesitó poco para tumbar a un Fuenlabrada que sí reaccionó, pero ya en la segunda parte, tarde y con poca credibilidad en cuanto a sus argumentos ofensivos se refiere. Pellicer necesita mucho más para cambiar el rumbo de los madrileños.
Comenzó Morro salvando al Fuenlabrada en un mano a mano con Stuani y un intento de vaselina de Samu Sáiz, pero no pudo evitar el gol de Álex Baena tras la gran asistencia de Sáiz en el 12' de encuentro y el toque sutil para definir del primer goleador de la tarde.
El Fuenlabrada había salido demasiado atrás, y eso allanó el camino del Girona, que fue mucho mejor en la primera mitad. En el 35', entre tanto avasallamiento local, Baena probó un disparo lejano y duro que no pudo atajar Morro y Stuani aprovechó el rechace para firmar el 2-0.
La segunda parte arrancó mejor para el equipo de Pellicer. Mula se echó a los suyos a la espalda y probó dos disparos consecutivos que llevaron cierto peligro y que animó a sus compañeros a buscar un poco más la portería de un inédito Ortolà.
El triple cambio de Pellicer funcionó al descanso por momentos y Anderson recortó distancias en el 67' con un buen testarazo a centro de Iribas. Los minutos posteriores fueron positivos del conjunto azulón, pero se fue apagando con el paso del tiempo.
Míchel evitó que los suyos replegaran en exceso y el Girona, que estaba demasiado relajado en el inicio de la segunda parte, ganó solidez atrás para repeler sustos y un posible disgusto en el tiempo de prolongación. Una victoria fundamental y el ascenso, un sueño real.