Al fútbol estadounidense le queda un largo camino por recorrer, pero parece que puede empezar a despegar. El germen lo encontramos en el partido que se disputó este domingo en el Yankee Stadium de Nueva York, en el que se enfrentaron el New York City a los Red Bulls, que casi rozó el lleno.
Desde el primer movimiento hubo señales de alto voltaje, de rivalidad de verdad. La primera falta acabó en un amago de trifulca. David Villa, rematador de talla mundial, es el encargado en el City de ejecutar cada acción a balón parado, algo que cambiará con la llegada de Pirlo. El italiano, que ayer vio el partido en directo junto a Frank Lampard, dará a los 'blues' tablas, pausa y manejo de los partidos. El New York City mostró que necesita rodaje. Con ventaja en el marcador desde el minuto seis, gracias a un gol de McNamara, el equipo Yankee Stadium fue reculando hasta pasar a depender de Josh Saunders, su portero titular.
Mientras, Villa se desesperaba pidiendo a su equipo que saliera del área. Sin embargo, con la llegada de la segunda parte, llegó también el gol del empate que ponía Wright-Phillips. Lejos de venirse arriba, el City no respondía y los Red Bulls no perdonaron. Esta vez, Duvall marcó otro tanto y ahí terminó el partido para el City y para Villa, que se frustraba con cada minuto que pasaba.
El punto final vino de la mano de Kljestan, jugador con 46 partidos con Estados Unidos y ejemplo de lo que ahora mismo distingue a un equipo cuajado, el Red Bull, de uno por hacer, el City. Así, los visitantes pusieron sobre la mesa sus 20 años en la Liga y destaparon las carencias del New York City.