Poca gente podría acertar a adivinar que todo un campeón de Copa Libertadores pudiese quedar eliminado a las primeras de cambio ante un rival previsiblemente inferior. Al Ain venció a River y ya espera rival en la final del Mundial de clubes.
Y llegar a ese escenario es a lo que aspira el Madrid, pero cuidado, el Kashima no tiene previsto ceder esa plaza y se prevé un partido de sangre y sudor. Más aún a sabiendas de que el cuadro 'merengue' está lejos de su mejor nivel.
Un estado de forma que implica una lacra en las formas que es casi insultante para un equipo de su talla. A poca distancia del presente aún parpadean las luces rotas de la derrota ante el CSKA y la victoria por la mínima ante un Rayo que, de no ser por Courtois, se habría llevado de Chamartín un punto.
Precisamente, el guardameta parece ser uno de los más predispuestos de la plantilla. Titular también con Solari, el belga es uno de los futbolistas a los que deberá aferrarse el madridismo si quiere volver a convertirse en el mejor equipo del mundo en un año natural.
Junto a él, Marcos Llorente ha sabido responder a las oportunidades y se ha hecho con un hueco en el once ante la ausencia de Casemiro. Benzema está siendo de lo más destacado y cada día se acerca más a lo que el Madrid espera de él tras la marcha de Cristiano.
Sin embargo, unas pocas piezas no bastarán para terminar de conformar el puzzle. Sólo de esta forma los blancos podrán aspirar a recuperar el tiempo perdido en LaLiga y a volver a disputar su trono europeo ante las amenazas de asalto.
La grada del Bernabéu quiere más -y así lo ha hecho saber- de jugadores que no han sabido responder al vacío dejado por el astro luso. Sin tiempo para reprimendas y alejados del foco mediático que supone Europa, Abu Dhabi se presenta como una oportunidad ideal para que los llamados a liderar este equipo decidan romper filas y dar un paso adelante.