Cuando todos los aficionados esperaban un juego entre el portero y su hijo de 11 años, el pequeño dejó boquiabiertos a afición y futbolistas profesionales con un lanzamiento digno de cualquier estrella de la actualidad.
El hijo de Davis disparó con fuerza y seguridad y marcó por la escuadra el último penalti a su padre. Este tanto encajado -el menos doloroso de su vida- fue el broche de oro a la carrera de un portero que llegó a jugar en Sunderland y Southampton y que en su día fue internacional Sub 21 con Inglaterra.