El Carranza se está habituando a partidos locos, de idas y venidas constantes. Seguro que al técnico cadista no le debe estar gustando esta faceta del juego, aunque al espectador neutral le hace vibrar.
Llegaba con mejores sensaciones el Zaragoza y acabó plasmándolas sobre el terreno de juego. El nivel de los pupilos de Víctor Fernández fue el mejor de lo que va de temporada: consistentes en defensa, listos con la posesión y verticales en ataque.
El intercambio de golpes, no obstante, se adueñó de los primeros compases de partido. Jairo amenazaba en dos ocasiones y Carmona evitaba el tanto de Álvaro Vázquez. No había quien parara el juego.
Pero sí hubo alguien con la mente clara para estrenar el electrónico. Ese fue Pep Biel, autor de tres goles en las dos últimas jornadas. El primero de este lunes hizo mucho daño al Cádiz.
El atacante balear aprovechó un buen pase de Igbekeme y un agujero considerable en la zaga local para definir ante la salida de Cifuentes. Iba a peor la cosa para el Cádiz, que estaba hecho un flan en defensa.
Pombo tuvo el segundo en sus botas, pero el 'tigre' zaragozano no encontró la precisión necesaria para marcar. Volvió a hacerlo Pep Biel, que dejó sentado a Cifuentes tras recibir un pase espectacular de Carlos Nieto.
Cuando parecía incluso que el Zaragoza podía meter el tercero, ahí fue cuando surgió la sangre del 'vinotinto' cadista. Machís sacó toda la garra del Ramón de Carranza para firmar una jugada individual espectacular y fusilar a Cristian Álvarez. Había vida, había esperanza para el Cádiz.
Montaña rusa de emociones
Sin embargo, como cuando estás en un parque de atracciones, siempre acabas sorprendiéndote. No le afectó el 1-2 al Zaragoza, que salió apretando y encontró el tercero a los tres minutos de la reanudación. Centro de Igbekeme y testarazo inapelable de Carlos Nieto.
Le tocaba remar de nuevo al Cádiz, que encontró en Aketxe su llave para meterse en el partido. El centrocampista vasco recortó distancia en el marcador con un golpeo fantástico a balón parado. Salió para eso y cumplió a la perfección.
El Zaragoza se vio sorprendido y no pudo frenar el 'vendaval Aketxe'. Los gaditanos siguieron intentándolo a base de corazón y envíos colgados al área, pero la defensa del conjunto aragonés resistió como un titán.
Pero, ya saben el dicho, tanto va el cántaro a la fuente... Manu Vallejo, con su habilidad que le caracteriza, forzó una pena máxima en el 90' que se encargó de transformar Álex Fernández. Quedaba tiempo, aunque la gesta del triunfo era imposible.
Finalmente, un punto que sigue dejando fuera del 'play off' al cuadro amarillo, pero que recompensa una reacción excelsa. Por su parte, el Zaragoza da otro pasito de cara a la permanencia, pero se queda con la miel de la victoria en los labios.