Un partido con cuentas pendientes en ambos conjuntos, que tenían ante sí la oportunidad de redimirse de un año que está siendo cruel para algunos de sus protagonistas.
Guerrero, el '9' del 'Colorado', lideró las arengas de una afición entregada que tenía en él al futbolista franquicia capaz de obrar la remontada.
No obstante, el mejor jugador de los 22 que está noche corrieron sobre el césped de Beira-Rio pasó desapercibido, demasiado aislado en la punta de ataque.
Quizás echó de menos a la otra estrella del equipo de Hellman. Andrés D'Alessandro quedó descartado por los servicios médicos del club a escasos minutos de que arrancase el desenlace de la final.
Nico López, el '7' del conjunto local se vio obligado a dar un paso adelante para conformar una ofensiva que intimidase la salida del 'Furaçao', que jugó en todo momento con una ventaja llovida del cielo en la ida.
El problema para Internacional no resultó tanto el acompañante del '9', sino el '9' en sí, anulado por el plantamiento táctico de Tiago Nunes.
Corazón, fútbol y fe se dieron cita en el José Pinheiro Borda, pero acabó venciendo la cabeza, un invitado de altura y que suele ser definitorio si se hace buen uso de él.
Paranaense jugaba con la experiencia, no muy lejana, de haber perdido ya una final. Fue en el primer semestre del año y ante River, vigente campeón de América y encargado de darle el primer palo del 2019.
Y con esa idea, con la intención de que fuese la primera y última, afrontó Tiago Nunes el encuentro. A través de un juego paciente, sustentado en la defensa y con un ojo puesto en el ansia rival se adelantó en el marcador.
Entre Rony, Marco Rubén y Cittadini silenciaron a los aficionados de Internacional con un gol de tiralíneas. Un triángulo ejecutado a la perfección que terminó con el '18' definiendo a placer ante Lomba.
La reacción, obra del onmipresente Nico López, no tardó en aparecer. El uruguayo igualó el luminoso y esperanzó a los hinchas en el único error del 'Furaçao' en el encuentro. Una circunstancia que no se repetiría.
Más dedicado a defender que a atacar en los minutos finales, Nunes dio entrada a Lucho González y a Marcelo Cirino. El delantero, que sustituyó a Marco Rúben en la punta de ataque, protagonizó una verdadera exhibición a la hora de proteger el balón.
Su presencia en el ataque visitante fue clave para suministrar oxígeno a Paranaese, que encontró en él un faro en el que fijar la línea defensiva rival.
De sus botas, enjaulado en el córner derecho de la defensa 'colorada', llegó el 1-2 en el 97'. El '10' se inventó la jugada y le regalo la diana a Rony, incrédulo por recibir un regalo de tal magnitud.
Una masa de hinchas decepcionados con su equipo abandonó el estadio en masa, dejando a Paranaense solo con la Copa, la primera en su historia y que vale un billete para la próxima edición de la Copa Libertadores.
Una nueva final perdida para Paolo Guerrero. Más allá del conjunto, el gran derrotado de la noche. El sueño del '9' de proclamarse campeón deberá esperar, aunque el tiempo corre.