El Bayern de Múnich pudo conseguir tres puntos importantísimos para asaltar el liderato y meter presión al Borussia de Dortmund en la jornada seis de la Bundesliga, pero ese sueño se convirtió en pesadilla. Carlo Ancelotti dejó a jugadores como James Rodríguez en el banquillo, pero, aunque volvió Ribéry, no fue suficiente para calmar a un Wolfsburgo que creyó en sus posibilidades antes el último minuto.
No fue el mejor partido de un Bayern que prefirió ir paso a paso en un partido que se puso cuesta arriba. Fue una siesta prolongada de la que el Bayern pudo despertar con alegría en varias ocasiones... para seguir descansando con tranquilidad y la victoria en el bolsillo.
Tras una serie de córners, libres directos y una ocasión de Vidal que se esfumó por encima del larguero, el Bayern se encontró con un regalo en forma de penalti. Sin despeinarse, Lewandowski fue derribado en el área tras un agarrón y él se encargó de trazar un camino diferente para Casteels. El guardameta se fue la derecha y el balón hacia la izquierda. Celebración, excitación, pero vuelta a la somnolencia.
Origi pudo pellizcar al Bayern con una gran jugada, pero Hummels estuvo providencial para cortar la progresión del delantero del Wolfsburgo. Entre despistes y ronquidos, Rafinha robó una cartera en el centro del campo y se la dio a Robben para que hiciera lo propio. Sin mucha velocidad y con un disparo poco potente, el balón impactó en Tisserand y cambió el rumbo. De nuevo, cruce de caminos entre el cuero y Casteels. El Bayern se fue al descanso tranquilo y sin nervios.
El Wolfsburgo convierte el sueño en pesadilla
Pero el Wolfsburgo no estaba dispuesto a bajar los brazos y trabajó hasta el final por un punto que sabe a gloria. Arnold probó suerte con un disparo desde lejos y se encontró con un gran premio. El balón se coló en la red de un Ulreich cuyas manos pasaron a ser de mantequilla. Una pifia que empezó a teñir de negro y de rojo la cita en el Allianz.
Un diablo con forma de lobo sacó las garras para asustar a un Bayern que volvió a dormir el partido aun ganando por la mínima. Ancelotti, sintiendo la presión, metió a James y Coman, pero no fue posible recuperar algo que ya estaba perdido. Antes, Ribéry tuvo la sentencia del partido, pero mandó el balón al limbo en el que se encontraba el Bayern con un disparo por encima del larguero cuando estaba completamente solo y con la portería vacía
La relajación también se paga y el Didavi se convirtió en la pesadilla del Bayern. El jugador del Wolfsburgo salió para revolucionar el encuentro y encontró portería con un testarazo imposible para Ulreich. Un giro de cuello cual exorcista para aterrorizar a un Bayern que pasó de soñar a tener una pesadilla... y a quedarse sin el liderato provisional.