Ni el mayor de los desastres puede evitar que la mitad de Turín sea este sábado feliz. Lo es porque la Juventus abrochó un Scudetto que ganó matemáticamente ante la Fiorentina, pero que se echó al bolsillo hace meses. Hacía falta solo la confirmación y llegó en una tarde en la que la pena por la Champions se transformó en alegría, ilusión y sonrisas. La Juve, de nuevo campeona de Italia.
35 títulos, ocho de forma consecutiva. Nadie puede parar a la 'Vecchia Signora', que hace mucho tiempo que no encuentra un rival fiero dentro de sus fronteras. Con el golpe ante el Ajax aún dando vueltas a las cabezas de los futbolistas, la Fiorentina aprovechó los nervios y el desánimo para golpear primero. Jugada de Chiesa, centro atrás y remate a quemarropa de Milenkovic. 0-1 y dudas en la grada.
Parte de la hinchada recibió a su equipo de uñas, situando incluso las pancartas al revés como señal de protesta. Obviamente, el gol visitante no ayudó. De hecho, la Fiorentina bien pudo hacer el 0-2 por medio de Mirallas o Simeone, que desperdició un dos contra uno cuando Chiesa ya se relamía para batir a Szczesny. En el 34', Chiesa estrelló el esférico contra el poste tras un soberbio derechazo.
Y claro, cuando se perdona a un gigante pase lo que pase. Tres minutos después, Pjanic botó un córner y Alex Sandro cabeceó como el mejor de los delanteros, lanzándose en plancha y girando el cuello como los '9' de antaño. Antes del descanso, Chiesa se citó de nuevo con su infortunio encontrándose con el larguero, esta vez tras un zurdazo imponente. Buen partido el suyo, solo le faltó una pizca de suerte.
El paso por vestuarios sentó mejor a la Juventus, que encontró el 2-1 y la alfombra roja hacia el Scudetto en el 53'. Gran jugada de Cristiano, recordando viejos tiempos por banda derecha, y autogol de un Pezzella que quiso abortar un pase atrás del luso. De ahí al final, la Juve se quedó sin sentenciar por culpa de su desacierto. Cristiano no marcó, perdiendo una buena opción de recortar con Quagliarella. Pero poco daba igual eso, llegó el confeti y la tristeza se esfumó.