Fue el partido que quiso jugar el City. Lo cocinó a fuego lento, sin correr, sin desgastarse. Le bastaba el 0-1 y se notaba. El Olympiacos colaboró, y solo apretó al final, cuando Guardiola ya hubo echado el cerrojo.
El Manchester City ya está matemáticamente en octavos de final de la Champions League. Y lo está gracias a un buen gol de Foden, precedido de una preciosa asistencia de tacón de Raheem Sterling.
El Olympiacos jugó su partido. Intentó emular lo de la pasada jornada, esto es, llegar vivo a la recta final y echar el resto. Pero con las bajas, sobre todo en el tercio ofensivo, que arrastra, era complicado.
Y así discurrió el partido, con dominio absoluto del City, y con el Olympiacos defendiéndose, sin ser capaz de pasar del medio campo. Todas las ocasiones del primer tiempo, y casi del partido, corrieron por cuenta de los de Guardiola.
José Sá intervino en todas y cada una de las ocasiones en las que fue exigido, y lo hizo a las mil maravillas, sin mostrar dudas o flaquezas, sin invitar al City a tirarle todo lo que sus delanteros tocaban. Pero aún así le llovieron los tiros.
Ederson, a cien metros al otro lado, estaba de espectador, sin tener que realizar ni una intervención en prácticamente todo el partido.
Así fueron pasando los minutos, entre las paradas de Sá y los cortocircuitos de una zaga rojiblanca terriblemente endeble, en la que Rúben Semedo fue, pese a haber tenido un par de fallos criminales, el más seguro de los tres centrales de Pedro Martins.
El plan del luso funcionó, hasta que dejó de hacerlo. En el 36', con un balón que parecía que se iría por línea de fondo, Sterling hizo magia. Se sacó de la chistera un taconazo que Foden remató, fusiló, para hacer el 0-1.
El segundo tiempo arrancó con el Olympiacos siguiendo el mismo guión. Esto es, aguantar, capear el temporal y atacar solo al final. Y, aunque parezca increíble, así fue.
En ese sentido, el plan le salió bien a Pedro Martins, porque los suyos aguantaron las embestidas de un City cada vez más conforme con el resultado, y en la recta final, a diez del 90', apretaron.
Pero fue reflejo de la timidez con la que plantaron cara en esta ocasión al City. Sus ataques fueron inofensivos, y el buen hacer de los 'skyblues' en las contadas ocasiones en las que los griegos amenazaron con hacer algo con el balón, evitó que el resultado variase.
Al final, un 0-1 que deja al borde del abismo al Olympiacos (tercero, tres puntos, solo por delante de un Olympiaque de Marsella que aún no ha puntuado, ni marcado siquiera), y que mete al City en los octavos de final.