España mantiene el liderato de su grupo y da un paso más hacia el Mundial de Rusia. El billete definitivo pasa por el duelo de septiembre en el Bernabéu. De fondo, las dos caras que ofreció un equipo que tiró de magia para doblegar a Macedonia, pero que sesteó en una segunda parte sin ritmo ni ganas.
La ilusión tornó en dudas tras el descanso. Los primeros minutos fueron de auténtico fútbol espectáculo. La pareja Isco-Silva se divirtió durante 45 minutos. Sobre todo el malagueño, que ha llegado de dulce a este tramo final de temporada.
El canario, al que se le caen los goles con España, volvió a abrir la lata tras el enésimo invento de Iniesta, que conectó con Jordi Alba para acabar con Silva celebrando el 0-1. Retomó Isco el mando del partido ante una Macedonia insulsa hasta el momento. Metida atrás y mirando al peligro demasiado cerca de su portería.
Isco desató su galería de recursos para regalarle a Diego Costa el 0-2. Obra maestra del malagueño, que mereció un gol que rozó en varias ocasiones. El festival español mereció incluso el 0-3 antes del descanso, pero Dimitrievski salvó un par de buenas acciones.
Y tras el orgasmo de la primera mitad, llegó la siesta de la segunda. España se diluyó. Empezó a mover el balón para intentar aburrir a Macedonia. Andando, sin muchas ganas de golear y con muchas más de iniciar las vacaciones.
Sesteó tanto el equipo que llegó el gol de Macedonia. La espalda de Jordi Alba se desatendió y Ristovski marcó uno de los goles de su vida. Carrerón y zapatazo a la escuadra. Imposible para un De Gea al que se le vio bien poquito (para desgracia de su renovado flequillo).
Macedonia tiró de orgullo tras el 1-2, Lopetegui movió el banquillo. No sólo había que fortalecer al equipo, había que proteger a los apercibidos de una tarjeta que complicara el partido contra Italia. Apostó por la contención con los cambios y España contuvo, no sin algún susto innecesario.
Tuvo Diego Costa el 1-3, pero Dimitrievski volvió a salvar a los suyos. Todo, mientras Italia acortaba la diferencia de goles gracias a sus tantos postreros. Pero el liderato estaba a salvo. El pitido final indicó el inicio de las vacaciones. Mes y medio para descansar antes de afrontar el año de Mundial.
Queda un año para ver con qué cara se llega a Rusia. Por ahora, la de la magia de los Isco o Silva es mucho más bonita que la de una segunda parte marcada por el contexto de la fecha y del rival. Hay esperanza, hay España.