El inicio del Málaga no hacía pensar en un mal partido de los del 'Gato'. Charles, en dos ocasiones, y Fornals disfrutaron de buenas oportunidades de gol en los primeros instantes del duelo, pero no encontraron éxito.
Con el paso del tiempo, la dinámica se fue invirtiendo hasta que el Athletic comenzó a dominar la posesión. Sin embargo, lo que ofrecían los de Valverde tampoco llegaba a lo que el público espera ver cuando llega a un estadio de fútbol.
La primera mitad fue avanzando con el Málaga cada vez más ahogado en su propio campo e incapaz de poner en peligro de nuevo a un Iraizoz que tuvo media tarde-noche libre.
Kameni sí tuvo que emplearse a fondo en un mano a mano ante Susaeta, que estrelló el balón en la mano del arquero camerunés, en la ocasión más destacada dentro del ciclón estéril que fue el Athletic en el primer periodo.
Un penalti y pocas razones
Ambas aficiones sacaron pocas razones para creer en sus equipos en este encuentro. El juego nunca fue rodado, los espacios no aparecieron y las constantes paradas por faltas terminaron por convertir el choque en un tablero de ajedrez.
Gorka echó por tierra la mejor opción de los blanquiazules al mandar a saque de esquina un buen remate de un Jony que no andó afortunado.
El Athletic apretaba, pero echaba de menos a Aduriz sobremanera. El área parecía zona virgen para los rojiblancos, que tuvieron que recurrir al punto de penalti para hacer el gol de la victoria.
Unas manos de Camacho en el área terminaron con el gol de Raúl García desde los once metros tras engañar a Kameni.
El Málaga intentó reaccionar, pero de nuevo mostró la imagen que si no desquició a sus aficionados es por la benevolencia de la clasificación con el cuadro malaguista.
Al final, los de Romero apretaron con En-Nesyri y Sandro en el campo y disfrutaron de dos buenas ocasiones con centros buscando a Llorente y Charles, que no tuvieron suerte.
Algunos jugadores se mostraron reacios con las decisiones arbitrales, especialmente en los últimos minutos, pero finalmente no se movería un marcador que deja a los de Romero mirando al descenso y a los locales, de pleno en la pelea europea.