Entre tanta miseria, Osasuna al menos puede festejar que, aunque jugará en Segunda el curso que viene, ya no es colista de la tabla. La alegría de Osasuna es la pena del Granada: ahora son los de Tony Adams los que ocupan tal posición.
El Granada sigue su imparable cuesta abajo. Tony Adams no ha podido detener la hemorragia de un equipo que va a necesitar mucho bisturí para lograr la vuelta a la máxima categoría. Segunda División es un desierto con muy pocos oasis.
Ganó quien tuvo un poco más de acierto. Ambos equipos empataron a pocas ideas, a orgullo, a bajo nivel futbolístico y todavía menor propuesta. Tanto Osasuna como Granada están donde están por méritos propios.
Al menos ambas escuadras le pusieron arrojo, que es el argumento que queda cuando el fútbol no acompaña. Así logró Osasuna encerrar al Granada y Mondragón desniveló el marcador.
Pudo empatar Boga en la siguiente jugada, pero fue Adrián Ramos, segundos antes del descanso, quien puso el empate tras rematar de cabeza un saque de falta lateral.
Apretó El Sadar
En la segunda parte, Kodro pudo anotar hasta en dos ocasiones antes de cazar un balón suelto en el área chica de Ochoa. Con El Sadar alentando, los de Vasiljevic se animaron para dar una alegría a los suyos.
El Granada, tras el 2-1, apretó los dientes e intentó reaccionar en busca de un empate que no le enviara al último puesto de la clasificación. No llegó el segundo tanto. Sólo uno se llevó algo a la boca.