Sería irónico que mientras Europa se lleva sus torneos menos seguidos a África y Asia (véase el caso de la Supercopa de España), el continente africano desplazase su gran cita futbolística a Europa.
No ocurrirá, y no debería ocurrir en ningún caso, pero lo que sería innegable es que el seguimiento en vivo de los partidos se dispararía. Porque sin datos oficiales de asistencia a la mayoría de los partidos diputados hasta la fecha en la Copa África de Egipto, podemos decir que está siendo un fiasco.
Esta edición del torneo ha contado además con un factor que puede estar influyendo en la poca asistencia a los estadios. Camerún iba a ser el país anfitrión, pero a escasos dos meses del inicio del torneo la CAF le retiró la organización.
Los conflictos internos del país y el auge del yihadismo en el mismo llevaron a la CAF a tomar esta drástica decisión. Entre Egipto, Marruecos y Sudáfrica, la tierra de los faraones fue elegida como organizadora de urgencia.
Viajar a estos grandes eventos internacionales es algo que no está al alcance de cualquiera, y menos en África. El cambio de sede sin duda trastornó a muchos de los que ya habían planificado su viaje a Camerún.
Tampoco hay que olvidar que África es enorme, aunque pueda no parecerlo cuando miramos un mapamundi dibujado con la proyección de Mercator. Las distancias son enormes, por lo que un viaje por carretera es impensable.
La afición por el fútbol en Egipto es más que notable, y eso se vio en el partido inaugural, el cual presentó un notable aspecto en las gradas. Debutaba su Selección, por lo que el lleno entraba dentro de los pronósticos.
No ocurrió lo mismo en los siguientes partidos, ni parece que vaya a volver a suceder hasta que no vuelva a jugar Egipto. Es habitual que las gradas presenten en los primeros partidos del torneo un aspecto gris, casi vacío. Y parece que es algo que no tiene fácil solución.