Fueron amigos durante 90 minutos, pero en este Mundial casi siempre se dejan las cosas para el final. El VAR volvió a actuar y, por su culpa, el minutero marcó de nuevo unos trágicos 95 minutos. Que le pregunten a Brasil, Inglaterra, Irán, Suiza... o, si no, que lo cuenten los jugadores egipcios.
Tanta ilusión había por Salah que acabó hincado de rodillas junto a todo su país. Tres partidos que se traducen en cero puntos y a cual más cruel. De menor a mayor, la Egipto de uno de los jugadores más determinantes de la pasada temporada en Europa se echó la manta para parecer más un fantasma. Arabia Saudí será la que abandonará el Mundial con un mejor sabor de boca.
No fue un encuentro nada brillante, llegando a ser aburrido en determinadas fases. Con tintes de entrenamiento, la primera ocasión de peligro no llegó hasta el gol de Salah. El egipcio marcó el segundo gol con un remate que fue un manjar para espectadores y televidentes.
El jugador 'red' metió la punta de la bota y se la picó a Al-Mosailem porque decidió salir con el escudo antes que confiar en su defensa. Tal fue la superioridad que quiso tener Salah que falló una ocasión a solas con el portero de Arabia, como cuando una relación se tira por la borda: intento de vaselina y segunda oportunidad perdida por un fallo incomprensible.
El Hadary hizo historia en el Mundial
En el último partido entre Egipto y Arabia Saudí tuvo que aparecer, como no, el VAR. Antes de que la tecnología hiciese acto de presencia, Fathy cometió un penalti clarísimo por mano que adivinó El-Hadary. El portero de 45 años hizo historia al convertirse en el más viejo en jugar un partido de Mundial, se arrodilló y a punto estuvo de derrarmar una lágrima.
Pero el fútbol te da la alegría y también te la quita. El VAR le volvió a dar la oportunidad a Arabia Saudi y Al-Faraj no falló con un lanzamiento a asegurar. Nada le importó el gol a El-Hadary, ya que siguió despidiéndose a su forma y salvando a Egipto de la debable.
Dos manos salvadoras al remate de Moghawi elevaron al portero a la categoría de superhéroe sin capa. Tanto perdonó Egipto que al final recibió una cuenta demasiado cara.
En la última jugada Al-Dawsari, antagonista entonces, fue el personaje malo de una historia que acabó en terror para la Egipto de Salah. En el fútbol, como en las películas, nunca te puedes fiar.