Levantarse después de una noche de fiesta es complicado. Más aún cuando duró hasta altas horas, con una prórroga incluida. Y al día después, el Bayern de Múnich lo pagó caro.
Lo aprovechó el Hoffenheim, invitado de excepción a un partido del que se hizo dueño, amo y señor del mismo. Le endosó cuatro goles a una maquinaria alemana que no había fallado en 2020.
Nueve meses y 20 días después, el Bayern conoció el amargo sabor de la derrota. Flick aún no sabía lo que era hincar la rodilla con el campeón germano y europeo hasta este domingo.
El Hoffenheim hizo los deberes y desarboló a un cuadro bávaro que solo hizo dos cambios de un once tipo, con Zirkzee por Lewandowski y Tolisso en el centro del campo.
Desde el principio, como el Bayern suele hacer con sus rivales, el Hoffenheim avasalló al cuadro de Flick. Primero con el gol de Bicakcic y después con el de Dabbur.
Reaccionó el Bayern de Múnich con un golazo de Kimmich. Se quejó el Hoffenheim porque el cuadro bávaro no tiró la pelota fuera con un jugador lesionado, pero el balón de Kimmich, a la escuadra, subió al marcaodr.
Estuvo a punto de empatar el supercampeón de Europa, pero Zirkzee se estrelló contra la madera. No lo hizo un Kramaric en pleno estado de forma, con once goles en los últimos cuatro partidos oficiales.
El Bayern de Múnich pagó el peaje de la fiesta que se dio ante el Sevilla y sucumbe por primera vez en 33 partidos. El Hoffenheim fue la 'kryptonita' del supercampeón de Europa.