Lo tuvo todo para ser noticia. El equipo del ejército de Corea del Norte frente al club de Hezbolá, un grupo considerado como terrorista por muchos gobiernos. El escenario, aún mejor: el Kim Il-sung Stadium de Pyongyang. O al menos eso estaba previsto.
Era como una convención de supervillanos para Occidente. El cóctel perfecto. Y es que la AFC Cup se presta a estas cosas. Porque la Confederación Asiática reformó el torneo hace un par de años para tratar de dar protagonismo a las Federaciones que no pueden batirse el cobre en la Champions Asiática.
Se juega una suerte de triple torneo paralelo zonal, que acaba convergiendo a golpe de final. Y este año sus protagonistas no pudieron ser más mediáticos.
Por un lado estaba el 25 de Abril, el equipo del Ejército Norcoreano, cuya denominación es la fecha de fundación del mismo. Enfrente, el Al Ahed, un club del que se llegó a decir que ocultaba los misiles de Hezbolá en su propio estadio.
La final estaba previsto que se jugase en la capital norcoreana, pero la AFC 'castigó' a la Federación Norcoreana por lo sucedido en el encuentro de selecciones ante sus vecinos del sur, y la final se decidió que se jugase en Shanghái.
Aún hubo otro cambio de destino, e incluso de fecha. Finalmente se ha jugado en Kuala Lumpur, Malasia, ante un puñado de aficionados, por la distancia que hay hasta el Líbano y por lo complicado que es salir de Corea del Norte, claro.
Fue una final histórica, pues era la primera que un equipo de Corea del Norte disputaba, y la primera a la que llegaba el club libanés, el cual acabó llevándose el trofeo tras dominar a su rival, al cual derrotó por 1 a 0.
November 4, 2019