Verano y Algarve, dos factores que casan muy bien a estas alturas del año. La región sur de Portugal recibe miles de visitantes en busca de sol, fiesta, éxtasis... y esta noche de domingo también tristeza y frustación.
Faro, otrora un césped que atraía buenos recuerdos a los 'leones', volvió en 2019 para convertirse en un espacio maldito. Acorde con estas fechas características, dicho evento vino precedido por una actuación musical sobre la alfombra verde. Fue el único momento del partido en el que se vio sonreír a un aficionado sportinguista.
No hubo piedad en las 'águilas', que tomó parte de una revancha histórica, una 'manita' que empezó a coger forma justo en el momento más psicológico.
Rafa Silva cazó un balón al segundo palo tras un excelente centro de Pizzi que marcó el camino de la goleada en el minuto 40. Desde entonces, la dinámica resultadista del Benfica se impuso a la fe de sus vecinos, siempre un segundo por detrás en cada acción.
La relación entre el '21' y el '27' se repitió a la vuelta del recreo, doblegando la ventaja del cuadro de Bruno Lage. Todo vino rodado, invitados por los errores de una zaga rival colapsada de futbolistas, pero inactiva en la marca.
Una falta torpe de Coates, que además le supuso la cartulina amarilla, le abrió a Grimaldo las puertas del tercero. Su lanzamiento de falta, preciso hacia el palo izquierdo de Ribeiro, terminó de sentenciar el partido.
Keizer, ya con 3-0, reaccionó desde la banda y trato de modificar el guion del partido con nuevas piezas procedentes del banquillo, pero la esperanza se desvaneció en apenas diez minutos, lo que tardó Pizzi en cuadrar el 'póker' en el luminoso.
Roto el Sporting y cubierto en un halo de vergüenza, los cánticos de los seguidores del Benfica estallaron en el cielo de Faro con la llegada del quinto. Chiquinho cerró la 'manita' desde el suelo, como los ánimos de los sportinguistas, que contemplaron en primera persona el primer vuelo del 'águila' en la nueva temporada.