A lo 'zorro' callado. Así se llevó el Aston Villa un más que interesante empate de cara a la vuelta de las semifinales de la EFL Cup. Los números y las sensaciones se pusieron de acuerdo para dejar claro que el mérito prácticamente solo fue de los locales.
El Leicester, como se esperaba, dominó desde el inicio. Es segundo en la Premier. Su rival, cuarto por la cola. Así que tampoco había que ser un erudito para esperar que, al menos, las intenciones fueran más azules.
Sin embargo, y siguiendo con el juego de palabras, muchos 'foxes' se quedaron mudos en la grada a los 28' del primer tiempo. Un ataque aislado del Aston Villa (aunque se habían estirado algo minutos antes) acabó con el gol de Guilbert. Se adelantó a su marca a la perfección y mandó a la red un buen centro desde la izquierda de El-Ghazi.
Siguieron los visitantes con algunos buenos minutos hasta que reaccionó el Leicester. En el 34', Vardy mandó a las nubes un ataque que se fabricó él solito. Y justo antes del descanso, un defensa evitó que Maddison, el mejor de los suyos, hiciese el 1-1 en un disparo que ya olía la escuadra.
Tras el descanso, el asedio fue absoluto. Sin tapujos. En menos de nueve minutos, los 'foxes' sacaron seis saques de esquina, mandaron decenas de balones al área y encerraron a los 'villanos' en su área. Se mascaba en el King Power Stadium el gol, pero este no llegó hasta el 75'.
Antes, Maddison dejó claro que el '10' le queda de lujo. Lo hizo todo. Comandó a los suyos, protagonizó casi todos los ataques y tuvo en sus botas dos de las mejores ocasiones. Pero Nyland, meta visitante, le dejó sin gol con una gran colocación en sus dos disparos.
La entrada de Iheanacho acabó resultándole a Brendan Rodgers. El delantero culminó un ataque propiciado por un error del Aston Villa para poner un 1-1 que, aunque nadie lo creía, acabó siendo definitivo.
Hasta el 93' tuvo opciones el Leicester, pero el cabezazo de Fuchs acabó en las manos de un inspirado Nyland.
Así, los 'villanos', que apenas visitaron a Schmeichel en todo el partido, se marchan a casa, donde se decidirá el pase a la final, con una mina de oro. El 1-1 después del bombardeo no debe envidiarle nada al preciado metal ante un Leicester que tendrá que remar a contracorriente para hacer justicia, al menos la de este día, algo que no siempre ocurre en el fútbol.