Para llegar a una final como la de la Champions es necesario que se aúnen todos los astros posibles. Obviamente, casi todo lo marca lo que se muestre en el terreno de juego, pero en muchas ocasiones también se necesita una dosis correspondiente de suerte. O en este caso, de justicia.
Porque el VAR llegó para propiciar que el Tottenham, en lugar de quedarse en cuartos de final, haya logrado billete para la final del Wanda Metropolitano. Sí, porque sin el VAR los de Pochettino hubieran perecido a los pies del Manchester City.
En uno de los mejores partidos de la competición -que ya es decir en vista de lo que llegó después-, City y Tottenham derrocharon goles y pasión en un encuentro que terminó dando el pase a los 'spurs'. Llorente, al que nadie esperaba, resultó clave.
Porque su gol, a medias entre el brazo y el muslo, fue el que terminó por resolver la eliminatoria. Las dudas que arrojó la imagen y las distintas repeticiones obligaron al VAR a revisar la jugada. Incluso Çakir la visionó en las pantallas a pie de campo, pero no hubo unanimidad y el gol subió al marcador.
Faltaba aún la última dosis de polémica, que llegó con el gol de Sterling que llevó a Guardiola a un chasco tremendo en la banda. Con el Tottenham suplicando y el City celebrando, el VAR se dio cuenta de un fuera de juego de Agüero que, finalmente, obligó al colegiado a anular el tanto.