En un partido feo, casi tanto como la fría noche que azotó a La Rosaleda, ganó el que atinó algo frente a la portería contraria. En la jugada mejor hilvanada de la noche el balón acabó la portería. Antes y después del tanto de Darder ambos equipos lo intentaron, pero con escaso rédito y nulo brillo. Un dolor. Como una visita al dentista que antes o después hay que afrontar.
Pases con fuerza desmedida, controles que se van, tiros que se estrellan en el rival, regates que acaban en un nudo de tobillos. El Málaga-Espanyol fue un partido trabado, tosco, de los que no hacen ni son carne de highlights. Nadie gobernó a nadie, aunque el balón sufrió un mal rato. La peor parte se la llevó el conjunto local. El resultado así lo dicta.
Míchel puso a los recién llegados y tanto como Iturra y Miquel insuflaron aire fresco, pero llegó el mazazo de Darder casi al empezar, en el minuto 6. Quedó descuidado el segundo palo y Darder embocó a gol un pase peinado tras un centro lateral. Otro ex que se venga.
Golpe de Darder
El directo el mentón no llegó a tirar al Málaga a la lona y Keko ofreció una buena vía de salida por la derecha. De sus botas llegaron las dos mejores ocasiones del conjunto de Míchel. Chory y Peñaranda se estrellaron en el muro espanyolista.
Así son los equipos de Quique Sánchez Flores. Priorizan el pájaro en mano antes que porfiar del ciento volando. Recularon demasiado los defensas pericos en ocasiones, pero los atacantes blanquiazules no conectaron.
Más empuje que brillo
En la segunda parte, el Málaga buscó percutir con bandas y hacer de Bastón un ariete. El Espanyol esperó la contra de la tranquilidad. Ni remataron unos ni contragolpearon otros.
En todo caso, victoria vital para el Espanyol, que enlaza dos triunfos seguidos y bordea mitad de tabla con 23 puntos. El casillero de un Málaga en puestos de descenso no se moverá de los 11 puntos.