Ruschel, de 29 años, fue pedido por el técnico del equipo de Goiania, Ney Franco, como uno de los refuerzos para el remate de la temporada y ante las pocas oportunidades que estaba teniendo con Chapecoense el jugador aceptó la propuesta de dejar el equipo, a pesar de tener contrato vigente hasta 2020.
"Voy a probar que no dependo de la piedad de nadie", relató Ruschel en una emotiva despedida del equipo con el que debutó en 2013 y al que retornó en 2016, justo el año de la tragedia en la víspera de la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional.
El jugador aceptó ir a Goiás por haber trabajado ya antes en Chapecoense con el entrenador Franco y para "callarle la boca", según dijo, a muchas personas que insinuaron que su permanencia en el equipo de la ciudad de Chapecó era por "lástima" y que el club no se atrevía a despedirlo.
"Me dediqué y trabajé para volver. Es difícil salir, participé del ascenso, fui campeón de (el estado de) Santa Catarina, jugué la Sudamericana y estuve en el accidente", expresó.
En el desastre aéreo en las proximidades de Medellín sobrevivieron, además de Ruschel, el portero Jackson Follmann -a quien le debieron amputar una pierna-, el zaguero Helio Neto, dos auxiliares de vuelo bolivianos y el periodista Rafael Henzel, quien murió en marzo pasado de un infarto fulminante cuando jugaba fútbol.
Nueve meses después del accidente, Ruschel sorprendió al mundo con su retorno a las canchas en un amistoso ante el Barcelona en el Camp Nou.
En la liga brasileña, Goiás ocupa la duodécima posición con 18 puntos, a catorce del líder Santos, mientras que el Chapecoense está en zona de descenso con trece unidades.