El Rayo Vallecano venía dispuesto a conseguir la primera victoria bajo el amparo de su afición. Los dos anteriores choques, con sendas palizas ante el Sevilla y el Alavés, quedaron olvidadas en cuanto los jugadores saltaron al campo.
El cuadro vallecano tenía clara la receta para salir del pozo del descenso. Los de Míchel comenzaron con una presión alta para dificultar la salida a un Espanyol que dejó en el banquillo a Sergi Darder.
Dicho y hecho, el Rayo subió líneas y se encontró con el gol. Recuperación en campo ofensivo, Trejo le regaló el balón a Raúl de Tomás, que con un potente zurdazo mandó el balón a las mallas.
Reacción del Espanyol
Todo cambió tras el gol de Raúl de Tomás. El Espanyol, consciente de que tenía una oportunidad única para colocarse como colíder de la competición, cambió la cara. Tuvo el balón, fue mucho más incisivo y se lanzó de lleno hacia la portería de Alberto García.
El guardameta del Rayo Vallecano paró hasta cuatro ocasiones claras de los 'pericos' antes del gol del empate. Borja Iglesias, que pasaba por el área chica, se encontró un balón que había rechazado el arquero local tras un disparo de Mario Hermoso.
Como si no hubiese aprendido la lección del inicio de partido, el Espanyol volvió a perder el control del partido. Le regaló el balón al Rayo y esperó atrás para salir a la contra con Sergio García e Iglesias.
Así se adelantó en el encuentro. Tras una volea desde la frontal que remató Sergio García y tocó en Ba, el balón le llegó a Granero en el último minuto de la primera mitad. El 'Pirata' no perdonó y puso el segundo tanto en el marcador 'espanyolista'.
Reacción en vestuarios
Todo cambió tras el descanso. Los de Míchel sabían que, de tener más acierto de cara al gol, podían darle la vuelta al marcador. Tardó poco en empatar el partido después de que Advíncula provocase un penalti y Kakuta, entre la temeridad y la sangre fría, pusiese las tablas tras impactar el balón en el larguero.
El Rayo siguió intentándolo, conscientes de que tenían tanto el mando del partido como el apoyo moral de la afición vallecana. Hasta en tres ocasiones pudo adelantarse en apenas un minuto el conjunto local de no ser por Diego López y Mario Hermoso.
Embarba, que había salido pocos minutos antes, realizó una vaselina a un Diego López algo adelantado. El arquero, como si se tratase de un jugador de voleibol, puso las manos por arriba para bloquear el tiro. De nuevo Embarba, tras el rechace, pudo marcar, pero se encontró con la cabeza de Hermoso. En el córner, la tuvo más clara Comesaña, pero no terminó de cuadrar su cabezazo.
El encuentro entró en los últimos minutos con una intensidad alta que provocó que Arberola Rojas tuviese que sacar algunas amarillas. Le quedó el último aliento al Espanyol, pero el VAR le quitó un penalti que le había adjudicado el colegiado.