Que Ventura no ha estado a la altura se ha visto claro en el partido de vuelta de la Repesca. En el banquillo italiano reinaba la anarquía.
Que Jorginho, quien hoy jugaba su primer partido como titular, y su tercero con la 'Azzurra' tras dos amistosos, fuera el que diera indicaciones a sus compañeros sobre el terreno de juego evidenció una laguna táctica importante. ¿Por qué el 'novato' era quien colocaba al resto?
Que De Rossi mandase al asistente técnico de Ventura a escardar cebollinos cuando en la segunda parte le pidió ponerse a calentar evidenció que alguien no sabe leer el partido. ¿Por qué intentar sacar a un mediocentro defensivo cuando más necesitas el gol?
Que Stephan El Shaarawy entrase al partido casi sin calentar, aunque fuese el primero en ponerse el peto evidenció que nadie supervisó ese calentamiento. Aquí al menos el 'Faraón' rindió sobre el césped, y su habilidad puso de los nervios a la zaga sueca.
Que Insigne, uno de los jugadores con más talento de toda Italia, haya jugado sólo un cuarto de hora de los 180 minutos, y que encima lo haya hecho en una posición que no es la suya, tiene delito.
Son muchos factores los que han llevado a Italia a quedarse fuera de Rusia 2018. Pero todos parecen señalar a un responsable: Giampiero Ventura. El veterano entrenador se ha visto sobrepasado por los acontecimientos.
Ventura no ha sido capaz de recoger los restos del destrozo provocado por España y hacerles creer en la clasificación, aunque fuera repesca mediante.
No cabe duda de que mañana la prensa italiana se cebará con Ventura. Un Giampiero Ventura que ha demostrado que dirigir a Italia le ha venido demasiado grande.