La historia de Rodri es una aventura a medio camino entre Villarreal y Madrid (y viceversa). Porque el futbolista tiene mucho de ambos clubes.
Comenzó cuando era un niño en las categorías inferiores del Atlético de Madrid. Allí estuvo desde el 2007 (cuando apenas tenía once años) hasta el 2013.
Rodri dijo adiós a la disciplina 'colchonera' en 2013 y se sumó a las filas del Villarreal. Debutó con el B en la temporada 2014-15. Desde ese momento no hizo más que crecer.
Del Villarreal B pasó al primer equipo, debutando a finales de 2015 en un partido de Copa frente al Huesca. Ya en la campaña 2016-17 se asentó definitivamente en el primer equipo.
Y el Atlético no perdió de vista al que fuera su jugador, consciente del talento de Rodri. Su seguridad sobre el césped, su sangre fría y su forma de distribuir el juego fueron clave para que los 'colchoneros' levantaran el teléfono y le ofrecieran volver a casa.
Rodri ni se lo pensó. Cuando recibió esa llamada del Atlético dejó de oír otras, el propio jugador así lo confesó. "No es que la oferta del Barça llegase tarde, es que cuando llegó la del Atleti dejé de escuchar", dijo en una entrevista a 'El Larguero'.
Porque Rodri siempre sintió que su casa era el Atlético y decidió volver, dejando entonces su otro hogar, el Villarreal. Se despidió con nostalgia, pero prometiendo llevar siempre muy cerca del corazón a su Villarreal. "Este club siempre formará parte de mi vida, aquí he pasado los mejores años de mi vida", dijo Rodri el día de su despedida.
Este sábado, Rodri vuelve a La Cerámica, aunque esta vez en la piel de rival. Cuando uno tiene dos casas y vive a medio camino entre una tierra y otra sabe que, como escribió en su día Gabriel García Márquez, "viajar es marcharse de casa, viajar es regresar".