El Real Madrid se acercó a los octavos de final de la Champions League con un triunfo muy serio en Italia ante el Inter. Los de Antonio Conte fracasaron por tercera temporada consecutiva en la fase de grupos de la Champions League y quedaron casi eliminados después de no poder plantar cara a un equipo 'merengue' que fue muy superior y al que ayudó una de las clásicas locuras de Vidal.
Los blancos fueron mejores antes y después de la roja al chileno. Se adelantaron muy pronto gracias a otro error clamoroso del Inter, que no está para este tipo de regalos. En Italia, como ya le ocurrió ante el Torino, le puede valer, pero no en Europa. Barella atropelló a Nacho, en área rival pese a estar jugando como central, y Hazard acabó con su gafe europeo.
El 0-1 hizo jugar a placer al Real Madrid, que tenía un fantasma enfrente. El Inter no repitió la buena imagen de Valdebebas y dio la sensación de estar incluso en descomposición. El cambio de Eriksen, a quien Conte metió con cinco minutos por delante y el partido perdido, fue otra señal inequívoca de que algo no va bien en la casa 'nerazzurra'.
Gracias a Vidal
A los blancos no les hizo falta ni sudar. Por no jugar, no jugó de salida ni Casemiro, aún con tono por coger tras varios días parado por el COVID-19. Su entrada en la segunda parte sí que resultaría decisiva para que los de Zidane empezaran a controlar el partido cuando peor lo estaban pasando.
El partido ya estaba resultando sencillo, pero Arturo Vidal puso de su parte para que fuera pan comido para el Madrid. El chileno cayó en el área ante una entrada de un Varane que pareció tocar el balón y enloqueció. Vio dos amarillas en menos de cinco segundos y dejó vendidos a sus compañeros.
El Inter, que ya no podía con once, se vino abajo con diez. No compareció en el resto de la primera parte, quizás todavía dando vueltas a lo sucedido en la acción del chileno.
Conte se la jugó en el descanso y quitó a un nefasto Lautaro y a Bastoni para pasar a jugar con defensa de cuatro. La entrada de Perisic, eléctrico como siempre, estuvo a punto de generarle desasosiego al Real Madrid por la torpeza de Lucas a la hora de defender. Primero regaló una falta junto al área y luego le hizo una llave de judo a D'Ambrosio de las que en España son penalti clarísimo y en Europa un piscinazo evidente.
Y ahí murió el partido, porque Zidane metió a Rodrygo y a Casemiro y el primero sentenció tras una buena acción en ataque, allí sí, de Lucas, que llegó a línea de fondo y sirvió un balón franco para el brasileño. La volea del joven jugador blanco, bendecido en Europa, se coló tras rozar en Achraf.
No pasó prácticamente nada más porque el Real Madrid no necesitó forzar la marcha. Y porque este Inter está a años luz de aquel que maravilló en Europa de la mano de Mourinho. Unos se acercan a octavos tras su horrible comienzo y a los otros solo les queda el consuelo de la Europa League... y quizás ni eso.