El canario fue sustituido por Simeone al poco de iniciarse la segunda mitad. Hasta ese momento, no hubo ni rastro del jugador, que se marchó cabizbajo al banquillo mientras Correa ocupaba su lugar.
Entendía el entrenador argentino que era un buen día para mostrarse en plenitud. Ante un rival muy castigado en lo anímico y que tenía que asumir riesgos, Vitolo podía desequilibrar arrancando desde la izquieda. Pero lo más destacado que se le vio fue ser el primero en abrazar a Griezmann durante la celebración del gol.
Seis partidos y un total de 239 minutos residuales es la pírrica participación de Vitolo desde que vino en el mercado de invierno. Fue una de las grandes apuestas del club esta temporada, pero por el momento no está respondiendo a las expectativas, más allá de la lesión con la que llegó.