"Mi balance es superpositivo. He conocido gente buenísima y las alegrías superan con mucho a los disgustos. Yo ahora voy a un partido de regional y me asusto porque, a mi edad, no aguantaría a esa banda de cafres. Sin embargo, la realidad es que cuando yo empecé era exactamente igual, pero con 14 o 15 años pasas de todo", aseguró, dejando claro que merece la pena ser árbitro a pesar de todo.
"Y menos mal, porque más 'bullying' que los árbitros no sufre nadie. Chavalitos aguantando cosas tremendas de adultos. Y ahora las chicas, que lo que sufren es todavía peor. Ser mujer y árbitra es tener los ovarios más grandes del mundo. No se puede ser más valiente", añadió.
Iturralde dejó claro su postura a favor del VAR: "Yo estoy a favor del VAR, pero lo hará bueno o malo cómo se utilice. Ha evitado ya unos 120 errores y ahora hace falta que se pierda el miedo a usarlo".
"Tienen que ser más valientes, pero el problema es que desde las altas instancias, con Velasco Carballo a la cabeza, se les ha dicho que sólo se avise al árbitro de campo cuando sea muy, muy, muy, muy evidente. Y esa es la gran trampa del VAR: el error claro y manifiesto. Están escudándose en eso para no corregir decisiones y se equivocan gravemente", apuntó.
Es un fiel y reconocido seguidor del Athletic: "Deja, deja, mejor no pitarle. Cuando le arbitraba en amistosos era injusto en dirección contraria: le perjudicaba más de manera inconsciente para demostrar que no me influían mis colores. Siempre eres más severo con los que más quieres".
Iturralde también analizó en la entrevista su relación con los futbolistas. "Evoluciona con los años. Tus primeras temporadas, el futbolista te mira como a un bulto sospechoso. Luego, según te va conociendo, te van aceptando el error. Eso es lo más difícil del arbitraje: que el jugador acepte que puedes fallar", asguró.
"El peor año para un árbitro siempre es el segundo. Porque el jugador ya te conoce y sabe tus debilidades. Y los futbolistas tienen un gen que parecen lobos hambrientos: cuando ven sangre, si ven al árbitro dubitativo o con miedo, se lanzan a por ti y te hacen 90 minutos insoportables. Huelen la debilidad", aclaró.
Desveló con qué futbolistas mantenía mejor relación: "Yo con los más cabr****', entre comillas, me llevaba muy bien. Con Mostovoi, con Karpin... Con esa gente de mucho carácter es con la que mejor congeniaba".
Eso sí, no tuvo dudas al señalar al más pesado en el campo: "El que era un pesado increíble, seguramente el que más, era Xavi Hernández. Me llevo de maravilla con él y es para mí el mejor futbolista que hemos tenido, pero en el campo era una máquina de hablar y protestar".
"Antes de los partidos le preguntaba si venía a jugar o a ser locutor de radio. Agotaba. Otro que en el campo es desagradable es Raúl García, pero lo sabe hacer muy bien porque siempre se mantiene en el filo para que no lo puedas expulsar. Es listísimo. Jordi Alba es de los peores también", concluyó.