La Ponferradina ganó por echarle las ganas justas. Unas ganas que no tuvo el Lugo en ningún momento, ni en la agonía de la prórroga, ni tras verse por detrás en el marcador.
El conjunto berciano comenzó apretando, pero la sólida defensa lucense opacó las intentonas de los locales. La intensidad fue bajando hasta el descanso. Por suerte para los aficionados del Toralín, un bocata y un refresco les despertaría del tedio en que se estaba convirtiendo el partido.
La segunda parte parecía un calco de la primera. Asedio de la 'Ponfe' y cerrojo del Lugo. Sólo en el último cuarto de hora el Lugo pareció animarse a pisar la mitad del campo rival con un juego rápido por las bandas. Pero sin éxito, claro.
Así se llegó a la prórroga. Segunda oportunidad para el respetable de levantarse de sus asientos para estirar las piernas y hacer otra cosa que no sea mirar con tedio un partido que parecía abocado a los penaltis.
La primera parte del añadido se desarrolló sin sobresaltos. Quince minutos que casi mejor que no hubieran existido. Pero nada más empezar la segunda, apareció Yuri para marcar otro tanto en su cuenta (para algo es el 'pichichi' de Segunda).
Las protestas del Lugo por una posible posición ilegal del jugador de la Ponferradina en el momento de la asistencia de Acorán de nada sirvieron.
Los visitantes trataron de reaccionar, pero se les acabó el tiempo. Arreones con más corazón que cabeza que ningún efecto tuvieron en las filas de una Ponferradina que se sabía ganadora del encuentro.
Los bercianos estarán en el sorteo de dieciseisavos de Copa del Rey, en el que se enfrentarán a un primera que no juegue en Europa, o, si se dan las circunstancias apropiadas, a Villarreal o Athletic.