El Real Madrid iniciaba el partido en Mallorca sabiendo que el Barça ya había ganado y podía quitarle el liderato. Un 'run run' en la mente de los futbolistas que se elevó con el tempranero tanto de Lago Junior que, a la postre, acabaría siendo el único del encuentro.
El equipo llegaba con bajas sensibles (Bale, Modric, Kroos, Carvajal o Hazard, entre otros) y lo notó. Para paliarlas, Zidane se encomendó al 'plan B', una alternativa que ya funcionó en el duelo ante Osasuna.
Una seña de identidad propia de 'Zizou' que ya usó satisfactoriamente en su anterior etapa en Chamartín. Esa baza jugó una parte importante en la Liga que ganó en el curso 2016-17.
Dar protagonismo a los menos habituales mantiene enchufada a la plantilla al completo. Pero esta vez, en Mallorca, la segunda unidad no estuvo a la altura. Y así lo reconoció también el propio técnico en sala de prensa.
Aunque en el futuro puede quedar en una mera anécdota, el plan pierde credibilidad de cara a los próximos compromisos. El equipo denotó falta de ideas y carencias en cuanto a soluciones tácticas.
Dos tareas pendientes que trabajar en muy poco tiempo. Los blancos encaran una comprometida cita de Champions en la que deberán sacar un resultado positivo en Estambul ante el Galatasaray para seguir con claras opciones de meterse en los octavos de final.