La Selección Española, para los más jóvenes, está 'obligada' a triunfar en las grandes citas. De no hacerlo, se hablará de fracaso, de perder el gen ganador. Pero ese gen no lleva tanto tiempo cosido en la elástica de 'la Roja'. Este miércoles, precisamente, cumple 14 años.
Y es que el 22 de junio de 2008, España se quitó los complejos que la perseguían desde siempre en Mundiales y Eurocopas. Solo un cuarto puesto en Brasil en 1950, la corona europeo en 1962 en suelo español y el subcampeonato ante Francia en 1984 se libraron de la 'barrera de los cuartos de final'.
Parecía el tope natural para un país ya acostumbrado a ser campeón en sensaciones pero segundón en resultados. Hasta que llegó aquella Eurocopa de 2008 y aquel penalti de Cesc Fàbregas. Cierto es que su lanzamiento fue el decisivo para eliminar a Italia en cuartos, pero el gran héroe fue Iker Casillas y sus dos penas máximas paradas.
Fue mucho más allá de un pase cualquiera a semifinales. Significó el fin del cartel de "España, pobrecita" para dar paso a un rodillo que, por primera vez, hizo la triple corona de Eurocopa-Mundial-Eurocopa. Aquel equipo, dirigido a las mil maravillas por Luis Aragonés, instauró (a pachas con el Barça), además, una forma de jugar copiada en todo el continente. El famoso 'tiki-taka' se llevó el trofeo a casa tras apear a Rusia en 'semis' y a Alemania en la final.
El complejo desapareció por completo y 'la Roja' tumbó de nuevo la 'barrera de los cuartos', esta vez, en el Mundial. En 2010, el combinado entrenado por Del Bosque se agarró al unocerismo y a la posesión en las eliminatorias para coser su primera estrella sobre el escudo tras aquel gol de Iniesta ante la por aquel entonces Holanda.
En 2012, llegó la última gran conquista de una España que aún sigue buscando la fórmula para volver a perderle el miedo a los grandes torneos. Italia sucumbió con un claro 4-0 en la final de Kiev para completar esa triple corona que no hubiese existido si la famosa y dichosa barrera, en vez de ser Casillas en 2008, lo hubieran sido, una vez más, los cuartos de final.