Lejos de adentrarnos en enfáticos halagos, todos expresados ya durante los últimos 14 años, es mejor repasar 14 momentos que resumen parte de lo que han sido casi tres lustros de magia. De fútbol, goles, talento, pasión, fantasía. De Leo Messi, un futbolista irrepetible de esos que jamás deberían de colgar las botas.
562 goles, 214 asistencias, 33 títulos y cinco Balones de Oro después; es inevitable resaltar el día que comenzó todo. El punto de partida, su primer gran momento. Ocurrió en el extinto Montjuic un 16 de octubre de 2004. Entrada la segunda parte, Rijkaard retiró del verde a Deco y dio entrada a un Messi bisoño con el '30' a la espalda. El fútbol, sin casi nadie saberlo, estaba a punto de sufrir un vuelco.
2005 fue el año de su primer gol como azulgrana, ante el Albacete tras recibir una asistencia de Ronaldinho. También le llegó la oportunidad de estrenarse con la 'Albiceleste', en un amistoso ante Hungría que terminó antes de tiempo para Messi por una expulsión que quedó en mera anécdota para su carrera.
En 2006, su primer Mundial, de infausto recuerdo -uno más- para Argentina. Messi, aún en el comienzo de su carrera, no tuvo la importancia de la actualidad y completó una Copa del Mundo de pocas luces y algunas sombras. Sí que, al menos, pudo marcar en la goleada a Serbia.
Por este orden llegaron su 'maradoniano' gol al Getafe, en 2007, o sus primeros Juegos Olímpicos, en 2008. Aquel año, Argentina se colgó la medalla de oro tras una final ante Argentina decidida por Di María. Un año más tarde, Messi abrochó una Champions fantástica con un gol inolvidable en Roma que le permitió levantar su primer Balón de Oro.
2010 fue el año de un nuevo varapalo mundialista, con Maradona como entrenador, el mismo que ahora no para de golpear dialécticamente al jugador del Barça. En 2011, su primer triplete; en 2012, el nacimiento de su hijo Thiago que, como aseguró en alguna entrevista, el cambió completamente la vida.
Después le llegó el turno de recoger su cuarto Balón de Oro, algo que nadie había logrado antes, para acabar el Mundial de 2014 como mejor jugador pero también con el sabor amargo de la derrota en la final. En 2015 aupó su segundo triplete, un año antes de renunciar a la Selección Argentina. Esa que rescató para que pisara Rusia hace un año y que ahora, aunque no todos lo confiesen, le echa de menos.