15 años del desconsuelo de Cañizares

Cañizares; Angloma, Ayala, Pellegrino, Carboni; Baraja, Mendieta, 'Kily' González, Juan Sánchez, Pablo Aimar; John Carew. Esa fue la alineación que Héctor Cúper eligió para enfrentarse al Bayern de Múnich en la final de la Champions de la temporada 2000-01, que se celebró en el Giuseppe Meazza, en Milán.
Desde el banquillo saltaron Albelda, Zahovic y Djukic, en un partido que se puso rápidamente de cara para el conjunto 'ché'. El partido se puso rápido de cara, en un extrañísimo penalti que pitó el colegiado del encuentro, Dick Jol, que Mendieta transformó. Era el tercer minuto de la final y ya ganaba el Valencia.
Cuatro minutos después, penalti a favor del Bayern. Scholl lanzó un penalti, pero flojo y al centro. 'Cañete' le adivinó la intención y lo detuvo. El Valencia se fue ganando al descanso, pero al volver del túnel de vestuarios, el Bayern tuvo otra oportunidad desde los once metros por una mano de Carboni dentro del área y Effenberg no falló.
El partido concluyó 1-1, la prórroga también y la lotería de los penaltis fue cruel con el Valencia, a pesar de que Cañizares comenzó la tanda deteniendo un lanzamiento a Paulo Sergio. En la muerte súbita, a la que se llegó con 3-3, Linke anotó y Pellegrino falló.
'Cañete' comenzó a llorar como un niño, consciente de que era la segunda final de Champions League que se le escapaba, primero, y que probablemente no habría una tercera, después. Oliver Kahn intentó hacer algo completamente imposible, consolar a su compañero bajo palos, en una imagen que pasó a la historia.