El anfitrión contra la 'cenicienta'. Que el Bayern era favorito lo sabían hasta los jugadores del Fenerbahçe, pero había que jugar el partido. Lo que los turcos no esperaban es que su rival fuera tan abrumadoramente superior.
Aguantó 22 minutos el Fenerbahçe las acometidas bávaras. Inquietó el área de Neuer a base de contragolpes, pero en cuanto el Bayern abrió la lata, al Fenerbahçe le cayó un saco.
Se le empezó a complicar el partido con la temprana lesión de su capitán, Kaldirim. Trató de seguir, trató de aguantar, pero en el 21' se marchó, cojeando, del partido. Poco antes había entrado Müller por Gnabry en el Bayern.
El Bayern aprovechó el boquete que dejó su ausencia en la banda, y por ahí llegó el primer tanto, antes de que entrase Dirar en lugar de Kaldirim.
Thiago se la dio a Lewandowski, este se la regaló a Renato Sanches y el joven luso, tras un control poco ortodoxo, marcó a puerta vacía el primer gol.
El tanto envalentonó al Bayern, y la superioridad fue total. Aplastante. En el 29', siete más tarde, Goretzka recibió de Coman, quien estaba causando estragos junto a Renato por la banda izquierda del Bayern, y marcó el segundo.
Tres más tarde Müller hizo la clásica suya, apareció de la nada y robó a Dirar en el área pequeña un balón que convirtió en el 3-0. El Bayern no levantó el pie. Quería más y más.
El cuarto lo merodeó en más de una ocasión. Tuvo una clarísima en el 36', y otra en el 38', cuando un gol a la salida de un córner fue anulado porque el balón, botado por Kimmich, salió, antes de ser rematado, por la línea de fondo.
Pero en el 40' llegó. Porque al Bayern le salía todo y marcaba hasta cuando no quería. Un balón rebotado le cayó a Coman y a placer batió a un Tekin que no se lo esperaba.
Entonces fue cuando por fin respondió el Fenerbahçe. Muriqi culminó una contra con un disparo muy cruzado. Parecía que el club turco se recomponía, pero lo que pasó fue que Dirar puso el broche a un primer tiempo horrendo cometiendo un penalti sobre Lewandowski.
Fue un horror coral de toda la zaga estambulita. Un error colectivo que acabó personificando Dirar con su infantil derribo al delantero polaco. Las protestas de Mauricio Isla, además, le costaron la amarilla.
Lo chutó Müller, y no Lewandowski, y pese a que Tekin le adivinó las intenciones, fue imposible que llegase al balón, a media altura y ajustado al poste.
Con 5-0 el partido se fue al descanso (y no fue 6-0 de milagro). Y se reanudó siguiendo el mismo guión, pero con el paso de los minutos (y en parte por los parones por los cambios), el Bayern empezó a levantar el pie.
Parecía que habría más goles, pero serían tras jugadas de toque, del 'tiqui-taca'. O el gol llegaría del clásico rebote por meter al rival en el área y jugar tú también con seis en una baldosa.
Pero no. Llegó porque no fue el día de la defensa del Fenerbahçe. Acampados en la línea divisoria, dejaron que Müller corriese a por un balón largo a placer. No hubo fuera de juego, y el incombustible atacante bávaro, ante la salida desesperada de Tekin, marcó el sexto. 'Hat trick' para él.
Y ahí sí. Ahí el Bayern se relajó. Kovac dio minutos a los menos habituales y el Fenerbahçe al menos empezó a respirar.
Kruse recortó distancias (si es que se puede usar el término en semejante escenario) en el 64', tras culminar una buena jugada individual, iniciada por un error de Goretzka.
Pero el tanto no trajo paz al Fenerbahçe. Los aficionados congregados en el Allianz Arena empezaron el partido muy animosos, y por momentos parecía que se jugaba en Turquía.
Los pitos iniciales a los jugadores del Bayern acabaron tornándose contra Dirar, su capitán tras la marcha de Kaldirim. Le recriminaban su horror de primer tiempo (falló en el tercero, hizo el penalti del quinto), y sus fallos en el segundo.
Recriminó a la grada su actitud, pero eso empeoró las cosas. Cuando recibió pegado a la banda y todo el estadio le abucheó, le saltó el relé y tiró el balón fuera. Trató de marcharse a los vestuarios, hecho una furia, pero Emre Belozoglu lo evitó.
Los minutos pasaron, y Dirar fue el protagonista. Logró reconciliarse con la grada, e incluso tuvo el segundo en un saque de esquina, pero su testarazo se fue fuera por poco.
El Bayern no quiso ampliar la sangría. Se contentó con haber marcado seis. No hay que abusar, ni tampoco agotarse a lo tonto. Porque este miércoles se juega la final, ante el Tottenham Hotspur. Y el Fenerbahçe se jugará el tercer puesto ante un Real Madrid con el orgullo herido.