Salva Ballesta (Celta)
Su llegada como segundo entrenador de Abel estaba pactada, pero los ultras del club se negaron a acogerle por su pensamiento político.
Drogba (Olympique Marsella)
El delantero tanteó su regreso al club francés, pero la afición se negó en rotundo y le reclamó que volviera a China.
Zubikarai (Hércules)
El padre del guardameta, condenado por su pertenencia a ETA, fue el motivo por el que la afición alicantina bloqueó su fichaje.
Sergi Guardiola (Barcelona)
Unos tuits desafortunados contra el Barcelona frenaron su fichaje por el conjunto azulgrana.
Katidis (AEK)
Su saludo nazi en la celebración de un gol le privó de un nuevo contrato con el AEK y acabó siendo sancionado de por vida.
Mounier (Saint-Etienne)
Su pasado en el Lyon no fue olvidado por la afición del Saint-Etienne, que forzó al club a rechazarle.
Zozulya (Rayo Vallecano)
Su cercanía al ejército ucraniano y los rumores sobre su pertenencia al movimiento ultraderechista, motivo de incendio entre los ultras de Vallecas.